Los vecinos de la Alameda Trinidad García de la Cadena y de la calle Fernando Villalpando están inconformes y rechazan el anteproyecto que la Secretaría de Infraestructura les presentó el pasado 28 de enero.
Aseguran que los planos y la maqueta expuesta por las autoridades estatales distan mucho de ser lo que acordaron en sus reuniones realizadas para limar asperezas y socializar el proyecto.
Vecinos y funcionarios acordaron que no se instalarían los siguientes elementos: Concha acústica, fuentes bailarinas, aviario, juegos infantiles, pista de patinar, vita pista, muro de rapel, y ciclopista.
Tampoco se cerraría el área de la alameda para el uso exclusivo de peatones (salvo el fin de semana) ni se prohibiría el estacionamiento en esa zona. Los vecinos tampoco quisieron los conjuntos escultóricos.
Las modificaciones que sí se aceptaron fueron la rehabilitación de fachadas y la instalación de obras de Manuel Felguerez y Rafael Coronel.
Además, se acordaron trabajos de restauración para el monumento a Francisco García Salinas y el retiro de la fuente que rodea a la efigie del “tata Pachito”.
Otras tareas que gozaron del consentimiento de las asociaciones vecinales Pro Alameda y de la calle Fernando Villalpando fueron la restauración de balaustradas y pórticos de la avenida Torreón y del Jardín Morelos, del monumento a la Madre y de la fuente en el jardín Morelos.
También se acordó restaurar la fuente del Pescadito, el quiosco Fernando Villalpando y las dos fuentes en el interior de la alameda.
Los vecinos se oponen al cambio de nombre que propone el gobierno para que ese tradicional paseo se llame: Alameda Centenario.
Los acuerdos incluían la rehabilitación del pavimento, pero sin modificar la altura del arroyo vehicular además de conservar el trazo de las calles.
La organización Pro Alameda y sus aliados solicitan que se detenga la intervención que ya tiene programada la Secretaría de Infraestructura. Las razones son, en primer lugar, que el plan de trabajo sigue conteniendo los puntos que ellos habían exigido que se dejaran fuera y, en segundo, que se atenta contra la identidad del centro capitalino, el cual obtuvo de la Unesco la categoría de patrimonio cultural de la humanidad en 1993.
Todo lo anterior fue expuesto por los vecinos en un oficio dirigido al gobernador Miguel Alonso a inicios de febrero.