El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, manifestó que las autoridades educativas deben velar porque la escuela no sea espacio de violencia y que cuando ésta ocurra, sea adecuadamente castigada.
Durante la entrega de certificados de competencias laborales a promotores de educación inicial del Consejo Nacional de Fomento Educativo, sostuvo que la violencia no está en la escuela sino en el hogar y los medios de comunicación, “es un problema mucho más complejo y cuya respuesta no corresponde sólo a la SEP”.
En las instalaciones de la dependencia abundó que, como lo anunció el presidente Enrique Peña Nieto, pronto se darán a conocer las recomendaciones sobre ese rubro.
Acompañado por la directora general del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), Alma Carolina Viggiano Austria, dio a conocer que en breve convocará a otras autoridades educativas para tratar ese tema.
En el acto destacó que las actitudes agresivas de los niños, como ha puesto recientemente en evidencia Viggiano Austria en un artículo, son una forma de expresión de sus emociones ante entornos poco afectivos, derivados de la ausencia de los padres o del estímulo múltiple en una sociedad de ejemplos de violencia.
Estos se ven culminados con éxito en libros, videos, canciones y un sinnúmero de elementos perturban la adecuada formación del niño, expuso Chuayffet Chemor, quien subrayó que el desarrollo de un país tiene su inicio en la educación temprana.
“Si una nación invierte en la primera infancia, no sólo le será posible conocer con mejores condiciones de salud, sino que además producirá un aumento decisivo en la autosuficiencia y en la productividad de las familias, brindándoles una mejor calidad de vida”, añadió.
La neurociencia ha demostrado que el crecimiento saludable de los niños en sus primeros años de vida constituye el gran soporte que les permite su posterior desenvolvimiento físico, cognoscitivo y emocional, expuso el secretario de Educación Pública.
Por esta razón, la etapa de los cero a los cuatro años de edad se considera un periodo extraordinario en el cual el cerebro es más receptivo que en cualquiera otra etapa de la vida para adquirir experiencias.
“Sabemos entonces que brindar una adecuada educación en los primeros años de vida es la clave para alcanzar la transformación que México requiere”, comentó.