Por: Juan Carlos Girón Enriquez
Nuestro país atraviesa por una severa crisis en la educación superior, problema que se ha ido gestando por años y que se vislumbra difícil de resolver a la brevedad, aunque pareciera que todos tienen ideas y propuestas para resolver el problema, lo cierto es que mientras no se identifiquen los problemas de raíz ninguna propuesta logrará rescatar a la educación superior del bache en el que se encuentra.
Las políticas públicas en materia de educación superior están ahorcando a las universidades públicas, sumergiéndolas en una dinámica en donde ni la docencia ni la investigación son lo suficientemente dignas para un docente universitario, ya que tanto en trabajo frente a grupo como el de investigación se han burocratizado a tal grado que resulta mas atractivo el trabajo de oficina y más rentable y menos desgastante.
En cuanto a la docencia, la actualización de los planes de estudio es una necesidad que debe estar acorde a las demandas del mercado, la pregunta es como ¿cómo harán los docentes para saber que demanda el mercado si a ellos se les exige cumplir con una cláusula de exclusividad? Cierto es que deben estarse generando los mecanismos para vincular a las universidades y los empleadores, pero si el docente esta dedicado de tiempo completo a estar frente a grupo difícilmente tendrá el tiempo para dedicarlo a reuniones con empleadores cuando tiene que estar seis u ocho horas frente a grupo con un promedio de 200 a 250 alumnos a quienes les tiene que revisar trabajos, tareas, exámenes, preparar una o dos materias diferentes día con día en el mejor de los casos, en algunos hasta 5 o 6 materias distintas.
La investigación no plantea un escenario distinto, puesto que los investigadores cada vez encuentran mayores requisitos burocráticos entre informes y papeles que se deben reunir para registrar proyectos, presentar avances y demostrar hallazgos es mas tiempo el que pasan llenando formatos que investigando, además de presentar un problema aún mayor que tiene que ver con los becarios asignados para apoyar las investigaciones que cada vez son más difíciles de conseguir puesto que las becas son menos atractivas y se batalla cada vez mas en obtenerlas y una vez que se obtienen el gobierno tarda mucho en pagarlas.
Pareciera que ahora las universidades públicas privilegian mas el trabajo administrativo que el docente o el de investigación, lo que lastima gravemente el desarrollo intelectual y profesional en nuestro país. La educación superior esta perdiendo su esencia y se esta viendo absorbida por la burocratización y las malas decisiones en políticas públicas a nivel estatal y federal.
Si el estado, el gobierno local y federal le apostaran a optimizar la educación superior, ahí pudiéramos centrar el desarrollo económico, porque de ahí egresarían los profesionistas y futuros investigadores, lamentablemente nuestro país y nuestro estado le apuesta mas a la industria maquiladora que al trabajo intelectual.
Hay problemas internos en las universidades públicas que no se solucionan recortando personal, sino optimizando los recursos humanos con los que ya se cuentan, y a lo mejor se esta atacando al sector equivocado.