Practicar el alpinismo es sin duda una de las experiencias deportivas que conllevan un esfuerzo físico y una preparación sumamente dura. Hay personas que dedican toda una vida a esta práctica y pocos son los que logran llegar hasta la cima del Everest, el punto más alto del planeta tierra.
Años de preparación física y mental es lo que la mayoría de los que han logrado llegar a lo más alto necesitan para vencer los retos que se encuentran en una de las montañas que más vidas cobra año con año. Sin embargo, la historia de Nadir Dendoune vino a cambiar el paradigma totalmente.
“La montaña es un deporte de blancos, burgués. Quería ir a donde no me esperaban”.
El acto de rebeldía de Nadir se convirtió en una hazaña que lo convertiría en la primera persona franco-argelino en escalar los 8,848 metros del Everest y lo mejor, sin preparación previa.
Su familia emigró de Argelia en los años 50’s para finalmente establecerse en Saint-Denis, una región situada cerca de París y con una población de 100 mil habitantes. Nadie se imaginaría lo que un chico salido de un barrio de clase media podría lograr.
Antes de embarcarse en la aventura de la montaña, en la década de los noventa, Dendoune se lanzó a Australia en un viaje de 3 meses y 3 mil kilómetros en bicicleta. Seducido por el país, más tarde regresaría a Syndey, conseguiría la ciudadanía australiana y viviría ahí hasta el 2001.
La motivación del francés, quien también conserva la nacionalidad argelina, fue enfrentar los prejuicios hacia las personas de origen musulmán. “Nosotros los árabes, nos destacamos en el mejor de los casos como futbolistas o raperos, en el peor de los casos como traficantes pero nunca como el bailarín estrella o el director de una película” expresó Nadir en entrevista con medios locales.
“No soy un ejemplo, sino una excepción” ha dicho el también periodista independiente, quien admitió haber mentido en los cuestionarios previos para poder inscribirse en el grupo de alpinistas que lo acompañarían en la excursión. Se había trazado una meta y no dejaría que nada ni nadie lo alejaran de su objetivo. Consiguió patrocinios para poder cubrir los gastos y finalmente se embarcó en la aventura.
Allá arriba, no sólo se enfrentó a los obstáculos de la montaña, también enfrentó el racismo. “Por parte de los alpinistas, sentí un desprecio real. Y todo ese desprecio que sufrí en Francia volvió a mi rostro. Es la furia lo que me hizo llegar a la cima” afirma Nadir, quien finalmente hizo historia el 25 de mayo de 2008 al llegar al punto más alto que existe sobre este planeta.
Después de haber estado en el “techo del mundo”, el francés de origen argelino continuó con su carrera de periodista independiente y defensor de la causa palestina. En el 2013 fue arrestado en Irak, acusado de tomar fotografías en un lugar prohibido. Las redes sociales y el pueblo francés en general ejercieron presión para que lo dejaran libre.
Es autor de cuatro libros en los que se encuentra “Un Tocard en el Techo del Mundo”, escrito en 2010 y que ha servido como base para el guión de la película original de Netflix “El Ascenso”.