El Ministerio de Defensa ucraniano ha ordenado a la tripulación del navío de guerra “Konstantín Olshanski” resistir hasta el final en la defensa del que es el último buque de desembarco que le queda en aguas de Crimea.
“‘Olshanski’ tiene todo su armamento en regla y los marineros tienen en mano armas de tiro”, dijo en rueda de prensa el ministro de Defensa ucraniano, Ígor Teniuj.
El buque ucraniano, que resiste en aguas del lago Donuzlav, bloqueado por tropas rusas, se puso hoy en alerta de combate después de que se le acercaran lanchas rusas con marines a bordo.
El “Konstantín Olshanski” y el dragaminas “Cherkassi” son los últimos navíos ucranianos que resisten el hostigamiento de las tropas rusas en las aguas del Donuzlav, del que no pueden salir a mar abierto después de que los rusos hundieran dos embarcaciones ucranianas para cerrar esta vía de escape.
Otros dos buques de guerra que seguían hasta hoy bajo bandera ucraniana en este lago crimeo, el “Kirovograd” y el Chernígov”, obedecieron órdenes de las fuerzas rusas y atracaron en el litoral, según medios ucranianos.
La pérdida de barcos de la Armada ucraniana es dramática, ya que apenas son dos o tres barcos los que se resisten al hostigamiento de las tropas rusas y se niegan a arriar la bandera ucraniana para izar el estandarte de la Armada rusa.
El Slavútich, buque insignia de Ucrania con base en el puerto de Sebastópol (Crimea), fue tomado anoche por las autodefensas crimeas y las fuerzas especiales de asalto rusas.
La tripulación ucraniana abandonó el navío después del asalto protagonizado por hombres armados y sin distintivos que abordaron la cubierta desde varias embarcaciones de remolque.
Las autodefensas de Crimea, a los que el autoproclamado Gobierno de la península, incorporada el viernes a Rusia, ha dado estatus de tropas, también se han hecho con el control del Zaporózhie, el único submarino que tenía la Armada ucraniana.
Ucrania parece resignada a perder sus últimas posesiones en Crimea, entre ellas valiosos navíos y aviones, sin ofrecer resistencia y sin prestar apoyo a los no pocos soldados leales que le quedan en la península.