Nuevos enfrentamientos este lunes entre las fuerzas leales al general Jalifa Haftar y grupos islamistas en Bengasi, en el este de Libia, dejaron al menos 16 muertos, dos semanas después de la ofensiva “antiterrorista” lanzada por este general disidente en este país sumido en el caos.
Estos enfrentamientos, que dejaron 11 militares y 5 civiles muertos, así como 26 heridos según un balance médico, son los más violentos desde que el general Haftar lanzara su campaña titulada “Dignidad” el 16 de mayo para erradicar los “grupos terroristas” en el este, que ha dejado al menos 76 muertos.
Desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, las autoridades libias, que aún no han reaccionado a este ataque, han sido incapaces de restablecer el orden en este país sumido en el caos.
El coronel Saad al Werfeli, comandante de la base aérea de Bengasi y leal al general disidente, precisó que los combates estallaron después de un ataque con armas pesadas de grupos islamistas, entre ellos Ansar Asharia, contra un campamento militar del ejército libio.
Estos grupos bombardearon a primeras horas del lunes el campo 21, que forma parte de las unidades de élite libias en Bengasi que dieron su apoyo al general Haftar, dijo el coronel Werfeli.
El balance de muertos y heridos ha ido aumentando durante la mañana.
Las fuerzas del ejército del aire leales al general disidente respondieron con ataques aéreos contra los asaltantes, añadió este oficial. Las imágenes subidas a las redes sociales muestran un helicóptero de asalto lanzando misiles contra posiciones de presuntos islamistas.
Antes incluso del lanzamiento de la operación “Dignidad”, las fuerzas especiales del ejército se han enfrentado a los grupos yihadistas, en particular, Ansar Asharia, clasificada como organización “terrorista” por Estados Unidos.
El comandante de estas fuerzas especiales, Wanis Abu Jamada, subrayó su apoyo a la operación de Haftar, pero sin precisar si se ponía a sus órdenes.
Esta oleada de violencia comportó la suspensión de los exámenes finales en los institutos de Bengasi, según el ministerio de Educación, al tiempo que los hospitales han lanzado convocatorias de donación de sangre.
Los habitantes se encierran en casa y la ciudad se encuentra prácticamente paralizada, informaron testigos presenciales, quienes afirmaron que el ruido de los cañones se escuchó durante toda la mañana.
Desconfianza –
A través de la televisión, los médicos instaron a los protagonistas a no atacar a los civiles y lamentaron la incapacidad del Estado para estabilizar la situación en esta ciudad, donde se inició la revuelta de 2011.
El portavoz de la fuerza paramilitar de Haftar, Mohamed al Hijazi, instó por su parte a los habitantes a abandonar la zona de los combates.
El general Haftar, de 71 años, quien afirma tener un “mandato” del pueblo libio para luchar contra el “terrorismo”, proclamó recientemente que no daría marcha atrás en esta operación, acogida con desconfianza incluso entre los aliados del general al dudar de sus reales intenciones.
Desde el lanzamiento de esta operación el 16 de mayo, las fuerzas de Haftar se han contentado en realizar ataques aéreos contra posiciones de islamistas, seguidas de una tregua. Los islamistas, sin embargo, minimizan el impacto de estas operaciones.