Por Juan Antonio Pérez
Algunas personas causan felicidad
a donde van;
otras, cuando se van.
OSCAR WILDE
La Ciencia es la vía de conciliación entre los intereses de la Naturaleza y el ser humano como especie. Un descubrimiento reciente, publicado por investigadores de la universidad norteamericana de Yale, hace referencia a un nuevo tipo de células humanas, misma que sería las responsables directas de la metástasis del cáncer.
El prefijo griego “meta” significa “más allá”, y en el caso del cáncer, significa la expansión de un tumor canceroso en órganos distintos a aquel en el que se originó el tumor primario. La metástasis es la responsable del 90% de los fallecimientos por cáncer: la movilidad del mal es el mayor de los problemas.
Combatir el cáncer es complicado por la naturaleza misma del mal. Los mecanismos genéticos que ocurren en la aparición y desarrollo del cáncer son todavía desconocidos, pero la humanidad cuenta ya con métodos para combatir las tumoraciones, particularmente en etapas iniciales.
Como ya apuntamos, una de las mayores dificultades terapéuticas o clínicas es que el cáncer no se “está quieto”, por decir así, “viaja” entre órganos y se “instala” en alguno de forma hasta ahora impredecible.
A principios del siglo XX se formuló la hipótesis, aún vigente. De que los leucocitos o glóbulos blancos son los responsables de transmitir en cáncer entre órganos. El hecho de que la función de los leucocitos sea fundamentalmente la respuesta inmune parece apuntalar esta idea. La respuesta inmune significa que ante una amenaza en alguna parte del cuerpo, los glóbulos blancos son los encargados de hacer actuar los anticuerpos en esa zona, combatiendo la aparición y desarrollo del posible mal. El cáncer ocurre cuando el sistema inmune ataca a las células sanas.
El trabajo al que hoy hacemos referencia apunta hacia células recién descubiertas, del tipo de los macrófagos, que se fusionan con células cancerosas, de la misma manera que los espermatozoides y los óvulos se fusionan dando paso a la vida. La diferencia es que este tipo de fusión cancerosa apunta en sentido contrario. Los macrófagos son células bien identificadas del sistema inmune.
Esta células híbridas, producto de la fusión, tienen la propiedad de esparcirse con gran facilidad y rapidez, lo que explica lo expedito de la metástasis. El trabajo puede consultarse en el número de septiembre de Scicence Advances (advances.sciencemag.org/content/4/9/eaat7828).
Otro descubrimiento asociado con el cáncer, y con la actitud de los humanos hacia los enfermos se encuentra en el número del 3 de septiembre del prestigiado medio científico Nature Communications (www.nature.com/articles/s41467-018-05737-w). En resumen, este artículo revela que un entorno social favorable contribuye a detener el avance del cáncer. El enfermo y el médico pueden hacer lo que les toca, pero las personas en contacto inmediato con el paciente también aportan su granito de arena.