Código político
El artero crimen de un juez
Por Juan Gómez
La ola de violencia que vive el estado de Zacatecas y que se ha incrementado en poco más de un año, evidenciada por el aumento de asesinatos de policías estatales y municipales, por las ejecuciones cotidianas y por la muerte del Comisario de la Guardia Nacional en el estado, General José Silvestre Urzúa Padilla, muestran el fracaso en materia de seguridad.
La muerte del Juez de Control del Distrito Judicial de Río Grande, Roberto Elías Martínez, coloca al estado en una situación de emergencia en materia de seguridad, aunque las autoridades competentes no lo acepten públicamente.
El envío reciente de más de 300 elementos del Ejército y Guardia Nacional a Zacatecas, solo han servido para evidenciar la ineficacia en el combate a la violencia, desatada aproximadamente desde el año 2007, cuando el Cártel de “Los Z” llegan a la entidad.
El estado de Zacatecas se ha caracterizado en los últimos años por la crueldad del crimen organizado para perpetrar sus crímenes, con lo que envían mensajes a sus rivales y a las autoridades, de su capacidad de fuego, pero sobre todo, de impunidad.
Lo mismo asesinan en parques, calles, en el interior de las casas y las incendian, o de los autos, que en templos religiosos.
Los cadáveres son colgados en puentes peatonales o vehiculares, o bien, regados en las calles de comunidades, abandonados en caminos de terracerías, en carreteras o apilados en una camioneta que se atreven a dejar en la Plaza de Armas, junto al árbol de navidad, un 6 de enero.
El asesinato del General Brigadier, José Silvestre Urzúa Padilla, fue un botón de muestra del desafío del crimen organizado en Zacatecas, y de su control sobre el territorio zacatecano.
La ejecución del Juez de Control y Tribunal de Enjuiciamiento del Distrito de Río Grande, Zacatecas, obliga a las autoridades a cambiar su retórica por la acción en pos de la protección de los responsables de aplicar la Ley, proteger a la ciudadanía y perseguir al delito.
El Estado de derecho en Zacatecas se derrumba con la ola de crímenes y la impunidad que impera en el estado, lo que coloca en un sitio de alta vulnerabilidad a todas las fuerzas del orden, a los impartidores de justicia y a los ciudadanos.
El crimen del Juez Roberto Elías no es un asesinato mas que deba agregarse a la estadística criminal, es un atentado en contra de la ciudadanía en general, como lo es la muerte de un elemento del orden y la seguridad.
Ahora la violencia golpea al Poder Judicial en Zacatecas, al ser asesinado uno de sus destacados elementos, por su capacidad, formación y profesionalismo.
Cabe mencionar que del año 2001 al 2020, fueron asesinados cinco jueces y magistrados del Poder Judicial del país, aunque en Zacatecas no había sido tocado ninguno en ejercicio. Ya sucedió.
Ante esta situación, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Zacatecas, Arturo Nahle García, publicó en su cuenta personal de Twitter:
“El Tribunal está de luto, hace unos minutos falleció uno de los juzgadores más competente y comprometido con el alto valor de la justicia. El homicidio del Juez Roberto Elías Martínez nos indigna y nos suma al desesperado reclamo de paz en Zacatecas. Abrazamos a su familia”.
No hay reducto en Zacatecas donde no exista un brote, una evidencia de la violencia desatada a lo largo y ancho del territorio zacatecano, en donde territorialmente el crimen organizado afinca su control. ¿Hasta dónde?
¿Atenderá el gobierno en turno el “reclamo desesperado de paz en Zacatecas”?
¿Puede ser esto posible, cuando el Secretario de Seguridad Pública del gobierno estatal se encuentra ausente, desde el crimen del Comisario de la Guardia Nacional en el estado?
Al tiempo.
@Juangomezac