La ausencia de información y de autoridades, en medio de la crisis del Huracán “Otis”
La periodista Mirian Serrano narra el impacto del Huracán Otis en Acapulco, a donde había asistido a la Convención Interncional de Minería, y en donde vivió la experiencia más fuerte de su vida, constató la falta de información sobre el fenómeno natural de las autoridades, el miedo entre los periodistas asistentes y la solidaridad de los trabajadores del hotel en el que se habían alojado.
La convención que se realiza cada dos años congregó a 11 estados mineros y, entre otros asistentes, a los periodistas de estas entidades federativas, que cubrirían las actividades y la información que ahí se generara sobre el tema.
Invitada por la empresa minera Peñoles, la periodista confiesa que “nunca dimensionamos lo que iba a suceder”.
Recuerda que el viaje se dio desde el viernes 20 de octubre, “primero visitamos Teleolapan, Gro., en donde visitamos la mina Capela del grupo Peñoles y el domingo en la mañana salimos al puerto de Acapulco, porque aparte de cubrir la convención minera, participaríamos en un seminario para periodistas en el tema minero, impartido por especialistas en la materia y la actividad minera”.
Previo a la llegada del huracán Otis ¿Hubo información de los organismos estatales o federales en Acapulco? Se le cuestiona.
“Cero, nada. Nosotros (los periodistas) desde muy temprana hora ese día el martes 25, estuvimos viendo en redes sociales que se aproximaba una tormenta tropical, inicialmente”.
“Luego empezamos a ver que ya era categoría 1, 2 y fue creciendo. Lo único que vimos como periodistas fue una información de AMLO en la que señalaba que ya estaba Otis en categoría 4 y que estaba por arribar al puerto de Acapulco entre 4 y 6 de la mañana, de acuerdo al Sistema Metereológico Nacional y que ya estaban habilitando el Plan DNIII y que la recomendación era estar lejos de ríos y lagos”.
“En el caso del gobierno estatal… sigo sin poder entender por qué no alertaron, el huracán ya era categoría 4 y justo en ese momento se estaba llevando a cabo la inauguración de la convención de Minería y estaban presentes el secretario General de Gobierno de Guerrero y el Secretario de Economía, y ahí mismo hubo quienes le cuestionaron “oye pero están diciendo que (el huracán) es categoría 4 ¿Habrá que hacer algo? ¿Suspendemos el evento?”
“Y dijo que no, porque regularmente una vez que esos huracanes tocan tierra se disipan. Y desafortunadamente no fue así, no hubo una alerta previa”.
“Éramos 35 periodistas, el 95% de diversos estados como Guanajuato, Sonora, la Ciudad de México, Zacatecas y medios locales”.
En Zacatecas no vemos desastres naturales
“Yo de verdad dije, tierra bendita mi Zacatecas, porque siempre que veía desastres naturales en las noticias le decía a mi marido “mira, podremos tener n cantidad de problemas en Zacatecas, pero somos tan bendecidos en ese sentido, que los desastres naturales no nos alcanzan”.
“Hago el comentario porque somos personas que nunca han vivido en lugares donde se presentan ese tipo de siniestros, pues no conoces, eres un neófito totalmente. Yo le pregunté a periodistas de Guerrero ¿Oye, habrá qué preocuparse? La respuesta fue no, porque una vez que toca tierra el huracán se debilita y regresa a tormenta tropical”.
Me comentaron que han pasado huracanes complicados como Paulina, Ingrid, Emmanuel, que si dejaron daños en la cuestión de inundaciones, no de desastre y entonces, pues dicen que al país que fueres has lo que vieres, y eso a nosotros como foráneos nos dio algo de tranquilidad, pero las cosas cambiaron radicalmente, en cuestión de horas el huracán empezó actuar a las 10 de la noche.
¿A esa hora en dónde estabas?
Como no hubo tal advertencia, a las siete de la noche estaba empezando a llover ya de manera constante, no había nada de viento. Se acaba la inauguración de la convención y los directivos e invitados fueron a inaugurar la exposición y a los periodistas nos llevaron a cenar. Empezaba a arreciar la lluvia.
Llegamos cenar a las 9:30 de la noche y cuando estábamos en el restaurant fue cuando empezó la ola de viento. Incluso tuve la oportunidad de hacer un par de trasmisiones pero sin dimensionar lo que se nos venía enfrente.
Exactamente a las 10:15 de la noche empezaron hacer el traslado de los periodistas al hotel. A mí no me tocó en el primer grupo porque fue una Sprinter en la que cabían cerca de 18 personas que si fueron quienes alcanzaron a llegar a sus habitaciones y el segundo grupo en el que yo iba nos consiguieron un autobús.
Ya no pudimos llegar al hotel
Es muy común que cuando somos un grupo grande nos muevan en autobuses y ya no pudimos llegar al hotel, porque cuando estábamos acercándonos fue cuando empezó de manera muy fuerte el huracán. Empezaron a derribarse árboles, postes de luz y entonces eso evitó que pudiéramos alcanzar a llegar al hotel, pero de verdad debo reconocer que el chofer hizo lo imposible por tratar de mantenernos a salvo.
¿A dónde condujo al autobús para poder protegerse de los fuertes vientos y de la lluvia?
La ventaja que tuvimos fue que cuando comenzó la obstrucción de las vialidades, el chofer nos dijo que nos iba a llevar al hotel Mundo Imperial, donde se había llevado a cabo la convención, porque ya no había paso.
Cuando vio que ya no había manera de retroceder, se brincó el árbol que se nos atravesó y logró llegar a unos 300 metros del hotel, pero había una serie de vehículos que impedían el paso y como pudo, empujo a algunos vehículos para enclavar el autobús y yo creo que eso evitó que la unidad se volcara, porque hubo muchos que no tuvieron esa misma suerte y se voltearon, a nosotros si hubo afectaciones porque se quebraron algunos cristales, pero no nos pasó nada.
Los periodistas quedaron atrapados en el autobús
Debo reconocer la pericia del conductor porque, el hecho de haber estado ya tan cerca del hotel permitió que el edificio evitara que se volcara, sin embargo, si hubo mucho desastre con las tejas, se escuchaba como si agarraran al autobús a pedradas, era un ruido muy estruendoso.
Hubo caída de árboles en el autobús y con las ráfagas de aire se quebraron varias ventanas, pero ningún periodista, tanto los que lo vivieron en sus cuartos como nosotros que estábamos atrapados ahí, resultamos lesionados, gracias a Dios.
En el autobús éramos 12 periodistas y ya no pudimos salir de ahí, cuando quisimos hacerlo fue cuando empezaron las ráfagas de más de 300 kilómetros por hora y el propio chofer nos dijo “no salgan, resguárdense en el pasillo”. Y quedamos todos como mueganitos todos pegados y con las mochilas y bolsas nos cubrimos las cabezas porque en cualquier momento sentíamos que iban a reventar los vidrios.
Dios nos protegió
Dios es tan grande que se quebraron los vidrios de la mitad del autobús para atrás y nosotros estábamos de la mitad del autobús al conductor y esos no se quebraron.
¿Qué decía, cuando se daba toda esta fuerza agresiva del fenómeno, cuando oían los golpes en las láminas y quebrarse los vidrios de las ventanillas?
Yo pensaba en mi familia, en mi hija. Recordé a mi abuelo porque era una persona muy creyente, decía que cuando tuvieras miedo rezaras La Magnífica. ¿Qué hicimos? Nos pusimos a rezar.
Desconozco las religiones de mis compañeros (periodistas) pero varios nos pusimos a rezar y nada más apretándonos unos con otros, porque de verdad el estruendo, los sonidos que provocaban todo lo que arrojaba el viento al autobús, te daba muchísimo miedo, pensábamos que nos íbamos a morir.
Tuvimos un par de compañeros que se pusieron en crisis y que fue necesario que los demás agarran valor y en lo posible guardar la calma para poderlos ayudar, porque empezaron a perder un poquito el control. Les decíamos que iban a estar bien, sin que nosotros lo creyéramos.
Dos horas de miedo, atrapados en el autobús
Fueron dos horas que estuvimos ahí y fue algo muy duro, pero ya la libramos.
¿Dos horas y ya después lograron entrar al hotel?
Si, no soy meteoróloga, pero quiero suponer que cuando entramos en el Ojo del Huracán, empezó a bajar la intensidad del viento. Se empezó a dejar de zangolotear el autobús y fue cuando dijimos ¡vámonos!
Y agarraditos de la mano, como cuando sacan a los niños del Kinder, nos bajamos del camión y empezamos a caminar. Realmente estábamos ya muy cerca del hotel e inmediatamente el personal nos recibió y nos resguardaron en una oficina muy cercana al Lobby que también estaba inundada, pero estaban haciendo lo imposible los trabajadores por tratar de desahogar.
Cuando descendió la fuerza de los vientos, el grupo de periodistas decidimos movernos al refugio, que ni siquiera los encontrábamos porque el hotel no era lo que conocimos cuando llegamos.
Ese hotel fue de los que resultaron menos afectados porque es un hotel tiene 67 años de vida y que fue construido específicamente, con las previsiones para soportar los sismos, los daños que tuvo fue en la ventanas, pero la estructura no resultó afectada y tuvimos la oportunidad de estar en un refugio seguro.
Jamás vimos a una autoridad gubernamental
Tuve la fortuna de que la industria minera, si bien tiene condiciones económicas también tienen algo que se llama solidaridad y empatía. Lo primero que hicieron, en cuanto tuvieron condiciones, fue sacarnos a todos los periodistas del lugar, así como a su gente.
Ninguna autoridad, ni de seguridad o emergencia, se paró en la Zona Diamante de Acapulco para ver si había lesionados, heridos o muertos, nada. Jamás vimos a una autoridad.
A nosotros, en el Hotel Pierre, nos fue de maravilla, porque el personal, aún sin saber cómo estaban sus familias -yo platiqué con un bel boy y le pregunté ¿Oye y tu familia? Y me dijo que no sabía nada, pero estaban a disposición de qué se nos ofrecía, nos dieron los tres alimentos, cada vez más racionados porque era muy claro que no había suficientes reservas, pero lo que se hizo ahí fue por parte del personal del hotel y de la minera.
La solidaridad y profesionalismo de la industria minera
A los periodistas nos sacaron el jueves. Grupo Peñoles invitó a dos periodistas de Torreón y a mi de Zacatecas, entonces quien estuvo a cargo de nuestra seguridad fue la gerente de Comunicación, Silvia Landeros.
Al día siguiente del Huracán fue a buscarnos pero no había manera de cruzar la Zona Diamante por los árboles caídos y la inundación en el lugar, no había manera de pasar. Hasta el día siguiente llegó por nosotros y nos trasladamos con ella y el resto de los periodista, la Cámara Nacional de la Industria Minera y la Asociación de Ingenieros de Minas, también proveyeron de un autobús para sacar a los periodistas, sin ningún rasguño.
Yo coincido en que sí, la minería avasalla y afecta al medio ambiente, seríamos unos tontos al decir que no es así, es una realidad, tiene un impacto ambiental muy fuerte, pero cuando vez este tipo de acciones, de solidaridad y lo que implica la minería en nosotros como seres humanos, al querer poner ambas cosas en una balanza, es muy complicado tomar partida por esta cuestión de que afectan. Efectivamente afectan, pero también ayudan.
Gracias al expertis de estas personas adaptaron un aparato para que pudiéramos tener conexión de wifi y gracias a eso, muchos de nosotros pudimos avisar a nuestras familias, en menos de un minuto, porque era lo que daban de tolerancia porque había una fila enorme, para avisar a nuestras familias que estábamos con vida.
Finalmente, la periodistas Miriam Serrano concluye los siguiente:
Hay que gente que es creyen y otros no, yo si lo soy. Dios no se equivoca en el caso particular de los 35 periodistas, a todos nos nos permitió que estuviéramos en el lugar adecuado para que no nos pasara absolutamente nada. Si yo me hubiera ido en el primer grupo de periodistas y me hubiera resguardado en mi cuarto, si hubiera resultado lesionada, no sé si muerta, pero lesionada sí.
La instrucción había sido que nos resguardáramos en los baños y en mi cuarto hubo caída de plafón, del espejo, o sea, había un destrozo muy grande que si hubiera estado en ese lugar, sin duda hubiera resultado con alguna lesión al menos.
Dios es magnánimo
En el caso de quienes se quedaron en sus habitaciones, ni un pedacito de vidrio se quebró, así de magnánimo es mi padre Dios. Así como hay cuestiones que hacen que como ser humano te solidarices, también lo hay para que saques lo peor de ti.
Las crisis sacan lo mejor y lo peor de ti.
Reconozco a la industria minera por habernos resguardado, cuidado y por haber buscado, en la medida de lo posible, poder sacarnos de ese lugar.
Pero también veo una indolencia por parte de las autoridades estatales y federales, no puedo concebir una imagen del presidente de la república en un vehículo del Ejército, yendo a querer ir ayudar a Acapulco, cuando tienen una infinidad de opciones para poderse trasladar, en helicóptero y demás, si realmente era lo que quería hacer.
Yo lo viví y le puedo decir que el tiempo que estuve ahí incomunicada, no hubo ninguna autoridad que llegara. No quiero imaginar a las personas oriundas del puerto de Acapulco que se encontraba en las colonias marginadas qué es lo que están viviendo hoy por hoy. Terrible.