Las denuncias, audios, videos, libros e investigaciones periodísticas comprueban la corrupción que pudre el interior del gobierno de la transformación de cuarta de Andrés Manuel López Obrador.
Desde hace meses, salen todos los días a la luz pública contundentes evidencias de los negocios, moches y contubernios que los hijos, hermanos y cercanos de López Obrador realizan con las megasobras caprichosas y con los presupuestos gubernamentales para enriquecerse.
Luego de los videos donde los hermanos de AMLO, Pío y Martín Jesús, reciben sobres amarillos con dinero en efectivo, nos enteramos que la prima del Presidente, Felipa Obrador, recibió 900 millones de pesos en contratos de PEMEX.
También la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades por 15 mil millones de pesos en la Segalmex. Estafa Maestra de la 4T que duplica el monto de la Estafa Maestra del sexenio anterior.
La periodista Elena Chávez González documentó en sus libros “El Rey del Cash” y “El Gran Corruptor” la traición política, la corrupción y la forma ilegal de cómo López Obrador se hizo de millones y millones de pesos. Al leer los textos de esta excolaboradora cercana de AMLO entendemos cómo es que durante años el morenista vivió sin trabajar.
Recordemos las denuncias de otra cercana a Andrés Manuel, la otrora directora de Notimex, Sanjuana Martínez, quien sirvió de instrumento perverso para extinguir la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, tras 55 años de servicio.
Cuando el cometido fue cumplido la periodista denunció una presunta extorsión de funcionarios de la Secretaría del Trabajo, que le pidieron desviar el 20% del recurso de las liquidaciones de extrabajadores a la campaña de la aspirante presidencial de Morena. No sólo eso, advirtió que cuenta con audios que podrían tumbar la campaña de Claudia Sheibaum. La exhorto a presentarlos ya.
Los casos que acabo de mencionar, son el preámbulo para referirme a otro reciente escándalo de corrupción de los hijos de Andrés Manuel López Obrador, Andy y Bobby López Beltrán, su primo Pedro Salazar Beltrán y su íntimo amigo Almícar Olán.
Esta vez se trata del negociazo que hacen con la venta de balasto para la construcción del tren maya.
Verdaderamente me indigné al escuchar los audios en los que Pedro Salazar y Almicar Olán, entre risas burlonas, se jactan de ser la red de corrupción del sexenio, porque venden al Ejército la piedra triturada que va debajo de los 1 mil 500 kilómetros de vías del Tren Maya.
Y más indignante es escuchar a ese par de rufianes reconocer que les dan el palomazo sin las pruebas de calidad correspondientes que se deben hacer al balasto cada 3 mil metros cúbicos, gracias a la “mochadita” de 80 mil pesos que le dieron al responsable del laboratorio para no realizar las pruebas de resistencia a 80 mil metros cúbicos, poniendo en riesgo la propia megaobra.
Con la seguridad de quien se sabe en la impunidad, sin el menor remordimiento por las miles de vidas de usuarios que ponen en riego, en el audio vociferan: “ya cuando se descarrile el tren, ya va a ser otro pedo”. Y les digo que sí, será otro problema de gravedad igual al del colapso de la Línea 12 del metro, que dejó 27 muertos; y el colegio Rébsamen, con saldo de 26 fallecidos, 19 de los cuales eran menores de edad.
Debido a las manifestaciones por el daño ecológico causado por la obra insignia del sexenio morenista, que destruye la selva lacandona, los reyes de Suecia, en su reciente visita a México, no se subieron al ya denominado “tren de la muerte”.
La corrupción descarrila a la 4T.
Noemí Luna
Diputada Federal