La doctora Claudia Lizbeth Soto Casillas, participante en la convocatoria para la designación del titular en la Comisión de Derechos Humanos del estado de Zacatecas, emite su posicionamiento respecto al resultado en el que fue reelecta la actual presidenta del organismo autónomo, Marisela Dimas Reveles, en el que lamenta el papel que jugó la oposición en la elección, al ceder a las presiones y olvidar a las víctimas.
A continuación su posicionamiento:
Los resultados del día de ayer no solo hablan de una votación: hablan del momento histórico
que vivimos en Zacatecas, de la fragilidad institucional y del profundo riesgo de convertir
un organismo autónomo, creado para defender a quienes no tienen voz, en un espacio
sometido a intereses políticos y cálculos partidistas.
Primero quiero reconocer lo evidente: la oposición tenía en sus manos un papel
fundamental, un papel que a nivel estatal y nacional se vuelve cada vez más escaso y más
necesario: ser contrapeso, ser voz crítica, ser conciencia pública. Ese papel exige valentía,
memoria y coherencia. Ayer, lamentablemente, muchos olvidaron esa responsabilidad.
Lo digo con profundo respeto, pero también con claridad:
algunos dirigentes de la oposición, particularmente del PRI dirigido por el Diputado Carlos
Peñas y de Movimiento Ciudadano con el Diputado Marco Vinicio Flores, que en
conversaciones previas habían señalado abiertamente su inconformidad, críticas y dudas
respecto al desempeño de la presidencia de la CDHEZ, ayer ellos y su bancada olvidaron sus
palabras, olvidaron los casos, las cifras, las víctimas, las omisiones y las evidencias, cedieron
a las presiones, se endulzaron con el aumento de presupuesto y elegantemente
“construyeron consenso”, la nueva forma de disfrazar la falta de valor. Curiosamente, ayer
la licenciada Amalia García Medina cuestionaba públicamente la lamentable manera en que
fue designada la nueva fiscal. Me pregunto qué pensará ahora del papel que desempeñaron
sus compañeros de partido en nuestro propio estado, cuando repitieron exactamente ese
mismo patrón de imposición y simulación. Todo ello se convirtió en una operación
aritmética. Donde debería haber consciencia, hubo números; donde debería haber ética,
hubo cálculo.
Ayer también se aprobó una ampliación presupuestal para la Legislatura.
¿Coincidencia?
La Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas no nació para servir a un
partido, a un gobierno, o a un grupo político. Nació para defender a las personas,
especialmente a quienes viven violencia, pobreza, discriminación o abandono institucional.
Convertir ese cargo en un espacio negociado, transado o condicionado, traiciona el espíritu
mismo de los derechos humanos y vulnera uno de los principios esenciales de cualquier
defensoría: la independencia.





























