Los grupos de autodefensa michoacanos condicionan deponer las armas a que el Gobierno detenga a los líderes de los Caballeros Templarios, cártel al que acusan de sembrar la inseguridad en sus comunidades.
Minutos después de que el Gobierno federal anunció en Morelia que asumía la seguridad en la Tierra Caliente, y de que el gobernador Fausto Vallejo advirtió que no permitirá la portación de armas sin permiso, Hipólito Mora, líder de las autodefensas de La Ruana fue claro: “Si van contra los Caballeros Templarios, no necesitan pedirnos las armas; con gusto nos vamos”.
Los grupos de autodefensa —que ayer tomaron la cabecera municipal de Coahuayana—, que operan en una veintena de comunidades de al menos 15 municipios, la mayoría alrededor de Apatzingán, bastión del cártel templario, insisten en que no pueden regresar a sus pueblos “porque no se ha detenido a ninguno de los cabecillas de los Caballeros Templarios (entre ellos Servando Gómez, la “Tuta”), dijo Estanislao Beltrán, integrante de las autodefensas de Tepalcatepec.
Recordó que su “objetivo principal, desde el inicio de la lucha, es limpiar de la delincuencia los 113 municipios” de Michoacán. “El crimen organizado tiene la capacidad de ir a buscarnos, sobre todo a nosotros los que somos coordinadores generales del movimiento; inmediatamente nos matan a nosotros, a nuestra familia, nos descuartizan”.
Y asegura: “En cuanto se detengan las cabecillas principales, que son tres, entonces sí podemos pensar en regresar”.
Mientras, en Uruapan, ciudad cercana a Apatzingán, el alcalde declaró la alerta ante la llegada de las autodefensas, luego de que el sábado hubo intercambio de disparos entre grupos armados.