El fiscal argentino Alberto Nisman, que denunció a la presidenta, Cristina Fernández, por presunto encubrimiento de Irán en un atentado contra una mutual judía, fue hallado muerto en su vivienda de Buenos Aires en circunstancias aún por aclarar, informaron fuentes judiciales.
Nisman, el fiscal de la causa por el atentado con la mutual judía AMIA, fue encontrado muerto en su departamento del barrio porteño de Puerto Madero, confirmaron fuentes judiciales.
Según medios locales, el cadáver fue hallado en el baño de su departamento con un disparo en la cabeza.
El cuerpo de Nisman fue descubierto apenas unas horas antes de su comparecencia prevista para hoy ante el Congreso para detallar la denuncia que alcanza a Fernández y a varios de sus colaboradores por el supuesto encubrimiento de los presuntos autores del atentado contra la AMIA que causó 85 muertos y más de 300 heridos en 1994.
La diputada opositora Patricia Bullrich, una de las primeras en acercarse a la vivienda de Nisman tras conocer su muerte, explicó a medios de prensa que el fiscal le había revelado que había sido amenazado y que incluso había transmitido su preocupación a la Fiscalía General para que reforzaran su custodia.
“Un fiscal muerto antes de dar un informe al Congreso en una causa donde hay terrorismo internacional me parece de una enorme gravedad”, agregó Bullrich.
Alberto Nisman se había convertido en el centro de atención política en los últimos días tras denunciar a la presidenta y a varios de sus colaboradores, entre ellos el canciller, Héctor Timerman, por los delitos de “encubrimiento agravado, incumplimiento de deber de funcionario público y estorbo del acto funcional”.
La denuncia, basada en escuchas telefónicas, alcanza también al diputado oficialista Andrés Larroque, los militantes Luis D’Elia y Fernando Esteche, personal de la secretaría de Inteligencia de la Presidencia argentina, el exfiscal federal y exjuez de instrucción Héctor Yrimia y el referente comunitario iraní Jorge “Yussuf” Khalil.
Nisman contaba con grabaciones de conversaciones telefónicas entre las autoridades iraníes y agentes de inteligencia y mediadores argentinos que, según el fiscal, demostrarían que Argentina suscribió un acuerdo con Irán que implicaría el encubrimiento de los sospechosos del atentado contra la AMIA a cambio de impulsar el comercio bilateral y el intercambio de petróleo por granos en un contexto de crisis energética en el país suramericano.
La oposición esperaba conocer hoy nuevos detalles durante la comparecencia de Nisman en el Congreso, mientras el gobierno se apresuró a cerrar filas en defensa de Cristina Fernández, y acusó al fiscal de mentir y de dejarse arrastrar por conflictos internos en la Secretaría de Inteligencia.
El atentado contra la AMIA causó 85 muertos y 300 heridos el 18 de julio de 1994, dos años después de que una bomba explotara frente a la embajada de Israel en Buenos Aires y ocasionara 29 víctimas mortales.
La investigación y la comunidad judía atribuyen a Irán y a la organización Hizbulá la planificación y ejecución de ambos atentados.
Alberto Nisman, un fiscal muerto antes de esclarecer el atentado contra AMIA
El fiscal argentino Natalio Alberto Nisman, hallado muerto hoy en su domicilio de Buenos Aires, dedicó los últimos once años de su vida a investigar el atentadocontra la mutual judía AMIA y la semana pasada denunció a la presidenta, Cristina Fernández, por el presunto encubrimiento de Irán en el ataque.
Nisman, de 51 años, adquirió experiencia como fiscal en los tribunales de la localidad bonaerense de Morón (unos 22 kilómetros al oeste de la capital) y participó entre 2001 y 2003 en el primer juicio de la causa por el ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que causó la muerte de 85 personas en 1994 y redujo a escombros dicha sede.
Tanto la Justicia como la comunidad judía de Argentina responsabilizaron a Irán y a Hizbulá de ese atentado, en concreto al jefe del servicio exterior de ese grupo, Emad Mughniye.
Mughniye, que también figuraba entre los acusados por el ataque terrorista contra la embajada israelí en Buenos Aires en 1992 en el que murieron 29 personas, fue asesinado el 12 de febrero de 2008 en Damasco.
Profesor universitario de Derecho Penal y Procesal, Nisman se especializó como fiscal en terrorismo internacional, narcotráfico, lavado de dinero, fraudes al Estado, tráfico de armas y explosivos.
Pocos meses después de asumir el poder, el presidente Néstor Kirchner (2003-2007) le designó para investigar de forma exclusiva el atentado contra la AMIA, causa a la que se dedicó desde entonces.
En 2008, en el marco de la causa, solicitó la detención del expresidente Carlos Menem y del exjuez de la causa Juan José Galeano por presuntamente “alterar, obstruir e intentar neutralizar la investigación del atentado”.
Su alejamiento del Gobierno comenzó al trascender a raíz del polémico Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán para el esclarecimiento del atentado, que fue planeado a sus espaldas y firmado por autoridades de ambos países en enero de 2013.
Dos años después, Nisman no vaciló en denunciar penalmente a Fernández y al canciller, Héctor Timerman, por presuntamente “fabricar la inocencia” de los presuntos terroristas iraníes que perpetraron el ataque terrorista.
Consciente de la gravedad de su acusación, el fiscal contaba con una custodia policial de diez hombres y había denunciado en los últimos días haber recibido amenazas contra su persona.
Poco después de interponer la presentación judicial, Nisman compareció ante un grupo de periodistas visiblemente nervioso y afirmó que había advertido a su hija de que en los siguientes días iba a escuchar “cosas tremendas” sobre su persona.
El fiscal fue hallado muerto en su departamento del lujoso barrio porteño de Puerto Madero, horas antes de comparecer, a petición de la oposición, ante una comisión en el Congreso para dar detalles sobre las presuntas pruebas en su poder contra la mandataria argentina y el canciller.