- Se rompen reglas pero no surgen nuevas
- El “Monrealismo” no debe perpetuarse, dice Tello
- ¿Cuáles serán las consecuencias políticas?
Por Juan Gómez
En Zacatecas como en otras entidades del país se han roto los paradigmas y las formas de hacer política, pero no han surgida otras que permitan los acuerdos y la conducción estatal con estabilidad y sobre todo, que generen confianza entre gobernantes y gobernados.
El rompimiento de las reglas en la convivencia política deja siempre secuelas lamentables entre sus actores, principalmente entre gobernadores y ex mandatarios.
En los últimos años hemos sido testigos de algunos rompimientos en los que, a pesar de la tirantez entre los políticos, no se había llegado a momentos de algidez como los que se avecinan en la entidad.
En la década de los 80’s fue público y notorio el enfrentamiento entre el entonces ideólogo cetemista Arturo Romo Gutiérrez y Genaro Borrego Estrada, un político que destacó en esa época por su relación con el grupo que se formó a la sombra del entonces Presidente Miguel de la Madrid Hurtado y después con Carlos Salinas de Gortari.
Romo Gutiérrez llegó a la gubernatura de Zacatecas de la mano del entonces sempiterno Fidel Velázquez Sánchez, pero no tuvo el apoyo de la Presidencia de la República ni en lo político ni en lo económico, pero tampoco mostró interés en el desarrollo del estado.
El ex mandatario formó un grupo político al que no pudo posicionar en la transición gubernamental, pero que hoy sobrevive en la actual administración. Curiosamente cuando Romo decide incorporarse al movimiento perredista con Andrés Manuel López Obrador en la lucha por la Presidencia de la República, su grupo decide mantenerse en el PRI y ofrecer su lealtad al actual gobernador Miguel Alonso, en donde algunos ocupan posiciones administrativas y otros políticas o una diputación federal.
El sexenio de Ricardo Monreal Ávila es excepcional. Priista de toda la vida llega a la gubernatura bajo las siglas del PRD y una vez sentado en la silla del poder, controla al partido que le permitió gobernar. Impone a un dirigente y desplaza a los cuadros locales ofertando posiciones burocráticas a algunos de sus líderes históricos.
Monreal Ávila no pudo impone a su sucesor tampoco. La dirigencia nacional lo venció en la mesa de negociaciones y designó a la perredista Amalia García en la candidatura por Zacatecas, quien logra el triunfo en los comicios del 2004, con quien finalmente rompe al no llegar acuerdos para colocar a sus cuadros en la administración naciente.
En los entretelones políticos se dice que Monreal al único que logra “recomendar” en la naciente Secretaría de Turismo (iniciativa que se integra durante su administración) es al actual mandatario Miguel Alonso.
Con priistas y uno que otro perredista Monreal consolida un grupo que incrusta en el perredismo, pero la confrontación con Amalia García los obliga a migrar hacia el Partido del Trabajo.
Amalia García abrió la confrontación con Ricardo Monreal hasta que denunció “el boquete financiero” que le había dejado su antecesor, lo que desató la ira del fresnillense.
Los ex Secretarios de Finanzas, Guillermo Huizar y Patricia Salinas, se encargaron de defender las cuentas públicas y los estados financieros de la administración “monrealista”.
En la actualidad ambos ocupan puestos importantes en la administración de Miguel Alonso. Huizar es el Secretario de la Función Pública en tanto que Patricia Salinas encabeza la Secretaría de Economía.
Finalmente la perredista Amalia García pierde la contienda electoral y entrega el gobierno a Miguel Alonso Reyes, quien logra la victoria registrado bajo las siglas del PRI, el Partido Verde Ecologista de México y el Partido Nueva Alianza (PANAL), pero antes había rechazado registrarse por el Partido del Trabajo, pese a que David Monreal Ávila (actual senador petista) había declinado su candidatura en su favor.
Sin embargo, cabe recordarlo, David se arrepiente y finalmente se registra por el PT en la lucha electoral por la gubernatura en el 2010, pero no tuvo éxito.
En la lectura de su discurso de toma de posesión el 12 de septiembre de 2010 el actual gobernador Miguel Alonso Reyes no solo rompe con su antecesora Amalia García, sino que ordena auditar e investigar la administración de la mandataria saliente, al tiempo que da indicaciones a su gabinete para verificar las cuentas y destino de los recursos gastados durante la administración perredista.
Alonso Reyes justificó ante el congreso estatal aquel día que “la sociedad zacatecana está agraviada por la insensibilidad, el abuso de poder, la indolencia, el nepotismo y la corrupción”.
Y agregó: “Rechazamos la práctica irresponsable de quienes consideran que los bienes públicos y el gobierno son de su propiedad. El ejercicio del poder público siempre es para servir”.
El entonces Contralor interno y actual Secretario de la Función Pública, Guillermo Huizar Carranza, se encargaría de abrir dicha investigación, pero sin lograr castigar a los presuntos implicados.
Hoy se abre un nuevo capítulo que protagoniza el ex gobernador Ricardo Monreal Ávila, quien en la presentación de su libro “Los Escuadrones de la Muerte en México” (ese fue el pretexto) abrió fuego contra el gobierno de Miguel Alonso, a causa de la pérdida de las elecciones en la que su hermano Saúl fue derrotado en Fresnillo, donde gobernaron por espacio de 15 años.
En el marco de la disputa por la plaza fresnillense el actual coordinador de la fracción parlamentaria de Movimiento Ciudadano en San Lázaro, anticipó que interpondrá una denuncia penal ante la PGR (Procuraduría General de la República) en contra del gobernador Alonso Reyes por presuntos hechos constitutivos de delito electoral.
En este escenario en declaraciones hechas a Pórtico On line el senador priista Alejandro Tello Cristerna afirmó que el “Monrealismo” no puede aferrarse y perpetuarse como grupo político para siempre en Fresnillo”.
El legislador zacatecano argumentó que “siempre he dicho que como en todo en la vida se nace, se crece y se muere y hay un movimiento “Monrealista” que tuvo un auge, que hizo cosas muy buenas para Zacatecas y otras quizá no tanto, pero la calificación la tiene la gente”.
¿Estará muerto el “Monrealismo” en Zacatecas y firmará su carta de defunción en el actual sexenio?
¿Cuáles serán las consecuencias políticas y electorales en el futuro inmediato?
Lo que es un hecho es que nuevamente se rompen las formas de convivencia política en Zacatecas.
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