El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, cumple su primer año en el poder sin resultados en materia de seguridad y una profunda desaceleración económica, aunque ha logrado sacar adelante algunas reformas estructurales con un pacto político que agoniza.
Los analistas consultados por Efe coincidieron en que no se ha dado un cambio de estrategia en materia de seguridad respecto al Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), que desplegó a miles de militares para combatir el crimen organizado, y los niveles de violencia siguen muy altos.
Peña Nieto ha dado un giro en su estrategia de comunicación y ya no está “centrada en la guerra (contra el narcotráfico), que fue uno de los errores más dramáticos de Calderón”, pero los “niveles de violencia siguen siendo muy altos”, dijo Rodrigo Salazar, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
A estas alturas se esperaría que hubiera “avances importantes” en esta materia, pero no se han registrado, lamentó el politólogo, quien sin embargo consideró que se han reducido los atropellos a los derechos humanos “al menos en los aspectos más visibles”.
César Velázquez, de la Universidad Iberoamericana, coincidió en que más allá de que el tema está menos presente en los medios y el Gobierno cambió la forma de cuantificar los homicidios, el secuestro ha aumentado, al igual que la formación de grupos civiles armados para hacer frente al crimen organizado.
Tanto Human Rights Watch como Amnistía Internacional estimaron “decepcionante” el primer año de Peña Nieto y destacaron que medidas positivas como la Ley General de Víctimas y la creación de una unidad de búsqueda de desaparecidos no han tenido un impacto real.
Las desapariciones forzadas, feminicidios, abusos contra migrantes y ataques a activistas y periodistas han continuado, amparados por la impunidad, mientras “los casos de brutalidad policial contra manifestantes y las detenciones arbitrarias han ido en aumento”, indicó.
En el terreno económico, Salazar destacó que el político del Partido Revolucionario Institucional (PRI) recibió “todo muy ordenado y además había muy buenas expectativas”, después de Calderón logró superar con rapidez la crisis de 2009.
“Ya no queda nada eso”, apuntó, si bien admitió que “necesariamente no todo es culpa de Peña Nieto (…) porque hay cosas que escapan de su control, como la recuperación de EU o el papel de China, un claro competidor de México por su perfil productivo.
Entre los errores cometidos a nivel interno, Velázquez mencionó la “desatención al gasto público”. La segunda economía en América Latina después de Brasil cerró 2012 con un crecimiento del PIB de 3.9 % y el Gobierno espera concluir este año con aumento de solo 1.3 %.
Al inicio de su mandato, Peña Nieto pronosticó un crecimiento del 3.5 % para 2013 y prometió cerrar el año con un déficit cero en las cuentas públicas para garantizar la estabilidad económica.
Sin embargo, a medida que avanzó el año el Gobierno no solo tuvo que recortar en varias ocasiones su previsiones ante la franca desaceleración económica, sino que terminará 2013 con un déficit público del 0.4 % del PIB y el 2014 con uno del 1.5 %.
Los especialistas coinciden en el Pacto por México firmado el 2 de diciembre de 2012 entre los tres principales partidos y Peña Nieto fue un “gran acierto” que permitió sacar adelante reformas en educación, telecomunicaciones y en materia fiscal, entre otras.
En cuanto a los contenidos, Velázquez estimó que “no son la panacea” y destacó que la clave está en las leyes secundarias y en su implementación. Sobre la fiscal fue muy crítico, entre otras cosas porque, dijo, no va a abatir la informalidad y favorecerá el crecimiento, pero elogió la energética, aún pendiente de aprobación.
Salazar consideró que las reformas, aunque que no tan profundas como se esperaba, “están bien dirigidas a sentar bases más sólidas para el crecimiento” y aclaró que tendrán un efecto a mediano plazo, “ni siquiera durante la gestión de Peña Nieto”.
Pero más allá de los contenidos de la reforma, el triunfo del presidente es que ha sabido construir mayorías en el Congreso gracias al Pacto por México, que al parecer vive sus últimas horas tras la salida esta semana del izquierdista Partido de la Revolución Democrática por discrepancias en la reforma energética.