Varias personas miraban el edificio Miramar y le sacaban fotos con sus celulares:
—¿Fue aquí donde agarraron a “El Chapo”?
Varios vecinos desde las terrazas miraban asustados a los reporteros que esperaban en la calle. Dos días antes, alguien se había alojado en el departamento 401. No lo conocían, no lo habían visto nunca. Los medios les informaban que era “El Chapo”, uno de los hombres más buscados en México y el mundo.
Hacia el mediodía, el edificio se había convertido en una suerte de destino turístico. Una moto roja sin placas se estacionó de pronto, bajó un joven con bermudas y comenzó a hacer fotos de los reporteros que hacíamos guardia.
Es un halconcito —dijo una corresponsal—. Nos está plaqueando para que sepamos que nos tienen checados.
La detención del criminal más buscado no parece alegrar a nadie aquí. Le pregunto a un taxista la razón.
—Porque “El Chapo” tenía tranquilo aquí. Ahora quién sabe qué va a pasar. Se van a meter Los Zetas.