Con una espectacular ceremonia de clausura, Brasil cerró los Juegos Olímpicos de Río 2016, que para muchos han sido los mejores de la historia y para otros, han resultado tan brillantes y con el mismo colorido, ambiente y perfección organizativa que los de Barcelona 1992.
La ceremonia de clausura arrancó con un reloj en cuenta regresiva desde el 10, en el estadio Maracaná. Luego, el Cristo de Corcovado y los Aros Olímpicos fueron dibujados por bailarines sobre el centro de la cancha.
A continuación, un coro de 27 niños interpretaron el himno de Brasil, acompañados por una poderosa percusión, en lo que fue uno de los momentos más emotivos de la ceremonia.
También se realizó un homenaje a Carmen Miranda, la máxima figura de Brasil en Hollywood y todo Estados Unidos, lo que dio paso al desfile de los deportistas de los 205 países participantes, que caminaron llenos de alegría, entusiasmo, felicidad y muy relejados, lejos del formulismo de la ceremonia de apertura.
Unidos los deportistas de todos los países participantes mandaron un mensaje de paz para todo el mundo.
Ni la lluvia que apareció disminuyó el entusiasmo de los atletas, que bailaron al ritmo de la samba durante casi 45 minutos.
Vendría luego un reconocimiento a todos los voluntarios que contribuyeron al éxito de la justa.
A continuación, lo más solemne de la ceremonia con el himno olímpico y luego donde Brasil le entregó la bandera del olimpismo al representante de Tokyo, ciudad que organizará los próximo Juegos Olímpicos en el año 2020.
Acto seguido y para sorpresa de todos, apareció un video, donde Mario Bross viaja desde Tokyo a Río, aterrizando en estadio Maracaná y transformándose en el primer ministro japonés, quien recibe también la estafeta para organizar la próxima olimpiada.
Vendrían los mensajes oficiales, donde destacó lo expresado por el Presidente del COI, Thomas Bach: “Estos han sido unos juegos maravillosos, en una ciudad maravillosa”, para luego dar por clausurados oficialmente los juegos de Río 2016 e invitar a Tokyo 2020.
Casi a las dos horas y media de haber iniciado la ceremonia, la cortina de agua apagó definitivamente el fuego olímpico, pero dio inicio también a los fuegos artificiales y a un impresionante baile de samba, con profesionales de la danza y con los propios deportistas.