El presidente ruso Vladimir Putin creó sorpresa el viernes al decidir “no expulsar a nadie” en respuesta a la expulsión decidida por Obama de 35 “agentes rusos” en Estados Unidos, acusador por Washington de injerencia en sus elecciones presidenciales.
Poco después de que el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov propusiera al presidente “declarar persona non grata a 31 diplomáticos de la embajada de Estados Unidos en Moscú y cuatro diplomáticos del consulado general estadounidense en San Petersburgo” (noroeste), Putin se decantó por calmár los ánimos asegurando que Rusia “no creará problemas a los diplomáticos estadounidenses.
“No vamos a expulsar a nadie (…=. No vamos a caer en una diplomacia irresponsable”, subrayó Putin en un comunicado, en el que al mismo tiempo calificaba las nuevas sanciones de Washington de “provocadoras” y dirigidas a “minar aún más las relaciones ruso-estadounidenses”.
Asimismo, el mandatario rechazó la propuesta de Lavrov, que abogaba por aplicar el principio de “reciprocidad” y prohibir a los diplomáticos estadounidenses la utilización de una casa de campo cerca de Moscú y un edificio utilizado como depósito en la capital.
En todo caso, Rusia se reserva “el derecho de tomar medidas de represalia” y “restaurará las relaciones ruso-estadounidenses en función de la política del presidente electo Donald Trump”, precisó Putin.
El presidente saliente estadounidense, Barack Obama, anunció el jueves sanciones contra dos agencias de inteligencia rusas y la expulsión de 35 agentes, en una masiva reprimenda contra Moscú a quien acusa de interferir en la pasada elección a favor del ganador Donald Trump.
Concretamente, la administración estadounidense acusa a Rusia de piratear y difundir correos electrónicos del partido demócrata y del equipo de su candidata presidencial, Hillary Clinton.
Las medidas en respuesta a los supuestos hackeos bautizados como “Grizzly Steppe” por funcionarios estadounidenses, van en contra del Departamento Central de Inteligencia (GRU), servicio secreto militar, y el Servicio Federal de Seguridad (FSB), la ex KGB soviética.
El Kremlin rechaza “categóricamente” estas “acusaciones infundadas” y acusa a Washington de querer “destruir definitivamente” sus relaciones con Moscú.
Trump, que no ha cesado de repetir que no cree en las acusaciones de injerencia rusa, se abstuvo de criticar las sanciones anunciadas por Obama.