Por Juan Carlos Girón Enriquez
Cierto es que la vida sigue, ciclos se cierran cuando una persona fallece y no podemos, ni debemos encerrarnos en la tristeza de una pérdida porque eso no es saludable, lo que no debemos permitir los zacatecanos es que la inseguridad se vuelva parte de ese ciclo que no se cierra pero que hemos aprendido a vivir en él.
Muchas ocasiones omitimos tocar temas que pueden ofender o, como comúnmente se dice, pisar callos, pero hay momentos en los que la sensación de hartazgo es tal que, independientemente de quienes puedan considerarse afectados, resulta necesario hacer un llamado de atención a los responsables de la grave crisis de seguridad en la que se encuentra el Estado.
La inseguridad no es efecto de la delincuencia, la delincuencia es efecto de la falta de políticas públicas de prevención de la violencia, la delincuencia es consecuencia de las malas acciones del Estado. No podemos andar por ahí diciendo que hay delincuencia por que hay gente mala. Hay delincuencia porque no hay empleo, porque no hay educación, porque tenemos una crisis de valores, porque el poder adquisitivo ha disminuido considerablemente; hay inseguridad porque las autoridades han sido omisas en atender problemáticas básicas que han ido creciendo de manera tal que ahora nadie estamos seguros en la calle.
Al que se atreve a poner el dedo en el error le dicen negativo, al que se la pasa adulando las políticas gubernamentales le dicen barbero, o de formas más peyorativas, pero no se trata de ser negativo o positivo, se trata de decir la verdad sobre las cosas, de hacerle ver a las autoridades que los zacatecanos nos estamos cansando de la inseguridad que se vive en la entidad, porque no es que se maten entre cárteles o que se cobren cuentas pendientes entre ellos, cada día es más población inocente la que sufre las consecuencias de la apatía gubernamental.
Si, autoridades, es su responsabilidad, porque ustedes son quienes dejaron crecer el problema, son ustedes quienes pidieron el apoyo de la ciudadanía para lograr ocupar un cargo administrativo, legislativo y son ustedes los que nos están fallando al permitir que el problema de la delincuencia crezca exponencialmente como hasta ahora.
La educación se recibe en casa, es cierto, pero poco se puede hacer en el hogar al inculcar valores que chocan con la realidad que se ve en las calles, cuando un niño o joven educado con principios y valores en su casa se enfrenta a una realidad en la que el que menos se esfuerza es quien obtiene el trabajo por ser hijo, pariente, amigo o ahijado de quien tiene el poder, ese tipo de actitudes no son honestas. De que sirve enseñarle a un hijo a trabajar y el valor de su trabajo si cuando sale a buscar un empleo digno no lo encuentra, porque no hay y los pocos que hay son de mala calidad, temporales y que atentan contra el desarrollo físico y psicológico de la persona.
La clase política tiene que asumir su responsabilidad, ya que uno de los grandes males en los tres niveles de gobierno, así como en algunos organismo autónomos es la corrupción.
Las autoridades tienen que entender que la inseguridad no es culpa de Estados Unidos o de los que consumen drogas o los que las venden, las transportan o las producen. Hay una solución más sencilla, menos sangrienta que una guerra contra el narco: invertir en Educación, invertir en medio ambiente, invertir en empleos dignos, bien remunerados, invertir en estrategias que mejoren la calidad de vida de las personas.