José Manuel Mireles Valverde denuncia que fue traicionado por el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, actual candidato plurinominal priista al Senado, al darle dinero para comprar armas y después encarcelarlo durante tres años.
Afirma que nunca ha usado armas en contra de un ser humano y que las primeras armas de fuego mortales que tuvo, fue un cuerno de chivo marca norinko con tres cargadores que me costó 50 mil pesos; un R15 híbrido con un cargador que costó 40 mil pesos que lo hicieron registrarlo “y el que me dio el dinero fue Miguel Ángel Osorio Chong para comprarlas”.
“Ahí viene la traición, porque el mismo que me da el dinero para comprar las armas es el que manda a detener por andar armado y me eché mis tres años en prisión”, lamenta.
Agrega que no lo encarcelaron por lo que hicieron, por levantarse en armas en Tepalcatepec, Michoacán, porque ”ellos sabían perfectamente que estábamos actuando con base al artículo 10 constitucional que le permite a todo mexicano luchar por su vida, por su familia, por su productividad y se llama legítima defensa. Manuel Mireles jamás violó la Ley, nunca”.
El ex líder de las autodefensas de Tepalcatepec habla frente a estudiantes, maestros y público en general en el auditorio Magdaleno Varela Luján de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad autónoma de Zacatecas, donde presentó su libro “Todos somos autodefensas”, encuentro al que asiste también el rector, Antonio Guzmán Fernández.
Cuando la justicia contraviene al Derecho
Argumenta que “cuando la justicia se contraviene contra el Derecho, la justicia debe prevalecer, aunque salga de las manos del mismo pueblo. Y eso fue lo que hizo Manuel Mireles cuando ya no había más remedio”.
Ejemplifica: asesinaron a mi madre en el segundo secuestro de mi hermana la más chica, y a un primo hermano también por tratar de impedirlo. ¿Qué creen que sentíamos nosotros cuando al día siguiente veíamos a los desgraciados que secuestraban y asesinaban, desayunando con los coroneles, generales y directores de la Procuraduría y policías Ministeriales?
El auditorio Magdaleno Varela Luján de la Unidad Académica de Derecho de a UAZ, e l líder de las autodefensas de Tepalcatepec, Michoacán hizo un recuento del drama que vivieron sus pobladores en manos del crimen organizado, de las violaciones, crímenes, extorsiones y secuestros que se generalizaron con la complicidad de las autoridades.
En ese contexto recuerda que “ya teníamos un pueblo de cobardes, soñábamos que un día íbamos a tener valor y nos íbamos a defender y que no íbamos a tener miedo, pero eso nunca sucedió hasta que tomamos la decisión, la peor, la última, la de morir luchando”.
Ese día, dijo, que decidimos enfrentarlos, enfrentamos nuestros temores –y fue un solo momento- nos dimos cuenta que éramos grandes como seres humanos, porque los vimos correr.
Fue entonces cuando el doctor José Manuel Mireles Valverde señaló que lo más valioso que tiene el ser humano es su dignidad, “porque el dinero va y viene pero la dignidad, cuando se va, ya no regresa”.
Siete emboscadas, tres balazos y 48 placas y tornillos
El autor del libro subrayó que lo que faltaba al pueblo era tomar la decisión adecuada y la tomamos; si, tuve siete emboscadas y cuando ya llevaba más de 30 pueblos liberados nomás oían “ahí viene Mireles y dejaban los frijoles en el plato y la tortilla partida a la mitad y huían, lo que no le pareció al gobierno”.
“Tuvimos que hacer lo que nos correspondía hacer. El día que tomamos la decisión de morir luchando, ese día la falta de valor, el exceso de miedo, fueron irrelevantes. La persona que tiene miedo muere todos los días de su vida, los que no tienen miedo solo van a morir una vez”, reflexionó.
Agrega que esa “fue una situación mucho muy difícil, no deseamos que se repita. De hecho ese es el objetivo principal de haber hecho ese libro. Está hecho exclusivamente para que los jóvenes de hoy, las nuevas generaciones, los universitarios, los académicos se empapen de todo lo que sucede cuando una comunidad está siendo abandonada por el Estado mexicano y también abandonado por los gobernantes municipales”.
Especifica que el libro no habla de la biografía de Manuel Mireles sino de un pueblo abandonado por el Estado mexicano por muchos años, y que está hecho con el único fin de que interese a las generaciones futuras lo que les pasó, para que ellos nunca en su vida tengan la necesidad de escribir un libro igual o de volver a tomar las armas.
No es bueno, nosotros lo hicimos porque fue el último camino que nos dejaron al final de cuentas, subraya.
Toda mi lucha, los que hayan visto los videos, noticias y hasta una película que me hicieron, se van a dar cuenta que yo no traía ninguna arma, reitera.
Mireles indica que “toda mi guerra fue con las armas que me enseñaron a usar desde que tuve uso de razón, porque tuve la buena suerte de tener una educación con muchísimo fondo filosófico. Tuve la suerte de estar en la escuela de párvulos de la maestra Arcelia Sandoval y de ser educado por mi abuelo al que le decía “Sócrates Mireles” cuando me salía con una nueva enseñanza”.
Sin embargo admite que “soy un ser desobediente del orden superior”.
Fue entonces cuando mencionó que Jamás levantó un arma de fuego a un ser humano, “nunca, aunque anduve en muchísimas batallas y sufrí siete emboscadas y un avionazo; traigo tres balazos en el cuerpo y 48 placas y tornillos en la cabeza”.
Y si tengo y muy buenas, soy cazador desde que tengo uso de razón, justifica el doctor Mireles ante un auditorio abarrotado por estudiantes, académicos, público en general yfraternos.
“La niña” está siempre a su lado
José Manuel Mireles Valverde llegó a Zacatecas acompañado por un reducido grupo de colaboradores y escoltas. A su lado está una chica que, al igual que él trae un inseparable sombrero negro, labios rojos y vestido floreado de una sola pieza que se le pega al juvenil cuerpo.
Es “La niña” que ahora tiene ya casi 22 años. No se separa ni un instante de Mireles, el ex vocero de las autodefensas de Michoacán, encarcelado por el gobierno federal durante tres años.
“La niña” como le dicen en Tepalcatepec, viaja a su lado, desayuna a su lado en un tradicional restaurant del Centro Histórico de Zacatecas. De ahí parten al auditorio de la Unidad Académica de Derecho de la UAZ, sin soltar el sombrero negro y la cámara fotográfica al hombro. No se aparta ni un instante. Respiran el mismo aire zacatecano.
No hemos dejado de ser autodefensas, dice Mireles, quien promueve solidaridad económica para que puedan salir de la cárcel 258 encarcelados, de los cuales, nueve son de su grupo.
Todavía me duele lo que me hicieron a mí y a mi pueblo. Todavía no regreso a mi casa pero no me he rajado, aquí estoy, dice entre aplausos de los asistentes.