Por Juan Gómez
Apenas el el viernes pasado el gobierno de Zacatecas había entregado al Sistema Nacional de Seguridad Pública del gobierno de México, los avances en materia de contensión del delito en el estado, cuando la realidad que se vive en Zacatecas tumbó la versión de pacificación de tres años del actual gobierno.
Y es que la semana del 31 de octubre al 03 de noviembre fue una pesadilla para el gobierno del estado en materia de seguridad pública.
Todo empezó el jueves 31 de octubre cuando tres jóvenes fresnillenses habían sido secuestrados afuera de la Prepa III de la Universidad autónoma de Zacatecas, por hombres armados que los subieron con violencia a un vehículo.
El secuestro de estos jóvenes cuya edad promedio ronda los 15 años, captó por varias horas la atención de la opinión pública zacatecana y en especial de los universitarios.
No era para menos: Fresnillo es el municipio de mayor incidencia de homicidios dolosos y ocupa los primeros lugares de las ciudades de mayor percepción ciudadana de inseguridad.
Pero además, la comunidad estudiantil universitaria ha sufrido secuestros y asesinatos en estos años de violencia en Zacatecas. Distintas unidades académicas han registrado las agresiones del crimen organizado y de la delincuencia común.
Por ejemplo en octubre del 2017, la estudiante de Prepa Uno de la UAZ, Cinthia Nayeli Vázquez, fue asesinada cuando se dirigía por la mañana a su plantel.
Días después su cuerpo fue encontrado en un arroyo de aguas negras, lo que provocó la indignacipón de los universitarios que marcharon en demanda de justicia, encabezados por el entonces rector, Antonio Guzmán Fernández.
Dos años después, en abril de 2019, Nayeli Noemí, estudiante de la Unidad Académica de Derecho de la UAZ fue asesinada en las instalaciones de la Unidad Académica.
En esta ocasión, afortunadamente, los tres jóvenes fueron puestos en libertad, después de un fuerte operativo del Ejército Mexicano, Guardia Nacional y elementos de la Policía Estatal Preventiva, pero otros universitarios no han corrido con la misma suerte.
En la comunidad universitaria hay preocupación e indignación, sobre todo por la tardía respuesta del rector, Rubén Ibarra Reyes.
El sábado 02 de noviembre los hechos fueron impactantes, el primero se registró en la cabecera municipal de Villanueva, en donde ciudadanos reportaron la presencia de hombres armados en las inmediaciones de la Asociación Ganadera local, por lo que una patrulla fue a resguardar la seguridad en el lugar, pero fueron recibidos a balazos por hombres armados. En el ataque, cayó un policía estatal asignado a la policía municipal.
Ese mismo día pero en la carretera Jerez-Fresnillo, fueron emboscados dos policías estatales comisionados como escoltas de un hijo del gobernador David Monreal Ávila.
Estos son los hechos que acompañan a la rendición de cuentas en materia de seguridad que dieron, el Fiscal General de Justicia del estado de Zacatecas, Cristian Paul Camacho Osnaya y el secretario de Seguridad Pública, general Arturo Medina Mayoral y el secretario ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, Manuel Eduardo Flores Sorduk, a Marcela Figueroa Franco, titular de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) del Gobierno de México.
El asesinato de los escoltas de un hijo del gobernador David Monreal Ávila no es un asunto menor, es un mensaje directo de una de las células del crimen organizado que operan en Zacatecas y que se siente amenazados en este momento.
Los festivales, eventos y el intento de una narrativa de resultados positivos en materia de seguridad, no logran ocultar la realidad que se vive en Zacatecas.
Al tiempo.
@juangomezac