“La esperanza es la capacidad de ver que hay luz a pesar de toda la oscuridad”. Desmond Tutu
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO
Al iniciar el 2025, nada habrá cambiado, los ciclos del calendario gregoriano no son los de las circunstancias políticas que más bien se mueven por intensas pasiones e intereses, empero, el cambio de año es buena oportunidad para hacer un alto, tratar de respondernos ¿qué pasó? y ¿qué sigue?
¿Qué pasó?
Este 2024 se consolidó el obradorato y su perversión como narcogobierno, controló al INE, al Tribunal Electoral, prostituyó las elecciones con la descarada intervención del estado, destruyó la independencia judicial, asumió control de la Suprema Corte, se hizo de una mayoría camaral mediante delitos, endeudó al país de manera exponencial e irresponsable, se incorporó otros partidos para burlar los límites del diseño constitucional, peculó, corrompió excesivamente todas las administraciones federal, estatal y municipales que conquistó, llevó a las fiscalías federal y estatales a niveles de 98% promedio de ineficiencia para hacer nugatoria la justicia penal, se saturó de priístas advenedizos y oportunistas, despedazó a las oposiciones, extinguió los organismos autónomos, traicionó las decisiones políticas fundacionales de la república, abrazó al delito y la mentira como método de gobierno por decir algunas; en síntesis, corrompió todo lo que tocó.
Todo lo hizo sin escrúpulos, sin un proyecto político viable ni de nación, sólo motivado por la demencia, ambición personal y de grupo, por la obsesión de poder.
Ha sido una muy grave la destrucción del modelo establecido y labrado durante muchos años para imponer otro sin rumbo que se precipita demencial e irremediablemente al caos.
Pero hay algo excepcionalmente miserable y mezquino, pervirtió las conciencias de millones de mexicanos sometiendo su modesto entendimiento en una especie de hipnosis colectiva que tolera corruptos y delincuentes en el gobierno y los invisibiliza a cambio de dinero o de fomentar odios que los mantienen conformes en su permanente mediocridad.
Abusó de su condición de resentidos, ignorantes y marginales para conquistar el poder y perpetuarse en él.
Esa manipulación a sujetos cognitivamente limitados, es análoga a las demencias generalizadas que antaño dominaron a este y otros pueblos como los sometidos a la inquisición por el fanatismo religioso de la edad media, o a las condiciones de esclavitud o la ilusión de supremacías raciales o al populismo sudamericano o fundamentalismos monárquicos o musulmanes de fanáticos que dicen hablar con Dios.
No son pocas las historias de esa hipnosis colectiva que suele dominar pueblos bajo condiciones especiales provocadas por manipuladores; sobre estos comportamientos sociales, hay muchas explicaciones, como la “teoría de la estupidez” postulada por Dietrichs Bohoefeer (Alemán fallecido en un campo de concentración en 1945) que luego de padecer la debacle alemana por propaganda de Hitler, plantea la estupidez colectiva como un fenómeno de imitación en un ambiente primero inducido, luego controlado en personas que siendo buenas, orientan sus actos de colusión con el líder solo por obedecía voluntaria, por afinidad, no por maldad, sólo por estupidez, renunciando al criterio, a la objetividad y a escuchar otras voces, sólo obedecen sin razonar, sin ponderar se auto disponen a la inercia colectiva que creen que entienden, renunciar a la conciencia racional, no asumen las consecuencias de sus actos, actúan sin saber que fueron programados mediante la inducción o márketing que abusa de sus necesidades.
Otra teoría explica el fenómeno bajo el principio del resentimiento generalizado y transgeneracional que aprovecha una subyacente intención de desquite y rencor de clases marginadas contra ricos, se sustenta en asociarlos como históricamente explotados a ellos y a sus ancestros; es un sentimiento descrito como “lucha de clases” en el marxismo que aprovecha el resentimiento por la comparación de sus condiciones con las de otros y encuentra un terreno fértil para convencerlos de que son víctimas de un sistema injusto que debe caer y que ellos merecen más; ¿Nadie que esté fregado renuncia a escuchar ese discurso embriagante?
En México, el eslogan obradorista de privilegiar a los pobres por el bien de todos, encontró un ambiente propicio luego de gobiernos corruptos y del abandono de grandes segmentos de población segregada y sin opciones fáciles.
El prometedor discurso de abatir la injusticia social desvinculado del esfuerzo personal se arraigó y encontró fascinación en sujetos que habitan en condiciones de pobreza que por pérdida de oportunidades u holganza, han renunciado a la capacitación y al esfuerzo.
Este fenómeno condujo a grandes masas a sentirse cercanas al cambio hipnotizante, a invisibilizar el delito y la mentira como método de gobierno, a ignorar la responsabilidad de las muertes de familiares y amigos a soslayar la pérdida de servicios y decidió validarlo, autocegarse a la realidad y apoyar esa demencia.
A todo el país, nos costará lo inimaginable como a todos aquellos pueblos que abrazaron la “estupidización colectiva” o“La dictadura del proletariado” como modelos de superación de sus condiciones marginales.
En esa lucha eterna de soluciones mágicas que soslayan el esfuerzo personal como requisito para la superación personal, , FRACASARON todos esos movimientos, sin ninguna excepción, el obradorato no será la excepción, menos por estar dirigido por ignorantes resentidos que sólo operan para sus intereses particulares.
Por ahora, a falta de un gobierno serio, los carteles compiten por dominar espacios geográficos y gubernamentales, es momento de vivir en la locura de la violencia desenfrenada y en el estallido de los odios inoculados en sujetos que permanecerán pobres, mediocres y sin expectativas viables que operan bajo engaños ignominiosos de perversión sin futuros realistas; esas mayorías renunciaron a entender que sólo son carne de cañón y que sin esfuerzos personales no saldrán de la pobreza ni mejorarán sus condiciones.
El saldo de esta locura ya alcanzó millones de muertos, ríos de sangre y nos hundirá en una insolvencia económica catastrófica de niveles inmanejables en este 2024.
¿Qué sigue?
Claro que el caos generalizado; parece que nada hará que cambien las cosas, en el 2025 se incrementará la violencia, el gobierno simplemente no puede ni quiere controlar a los cárteles financiadores de sus campañas, irremediablemente entraremos en una crisis caliente con los Estados Unidos qué declarará como terroristas a los cárteles mexicanos y los atacarán, entre otros temas, nos explotarán en la cara los temas migratorios, la imposición de aranceles, la producción de fentanilo y la negociación del tratado de libre Comercio de América del Norte que exige tribunales independientes que el obradorato destruyó.
Como país, ya no somos sujetos de crédito, caímos de la gracia de las calificadoras internacionales, muy pronto ya no habrá más dinero para regalar, ni para Impulsar obras que derramen dinero a cambio de trabajo y votos.
El déficit del gasto público es una crisis inevitable que estallará arrancando este 2025 salvó que se siga endeudando el país como ha pasado los últimos seis años dinamitando aún más la fortaleza económica de México, el obradorato ya se robó todos los fondos que había en México, ahora quieren robarse el dinero que resguarda el Infonavit que es dinero de los trabajadores.
El caos inminente no tardará en impedirle al obradorato seguir regalando dinero y es altamente probable que esta incapacidad llegue a ser el punto de inflexión en el que ese partido dominante pierda clientela electoral y apoyos.
Es una lástima que no se perciba una oposición digna, no hay jóvenes impulsando nuevas ideas, ni la ética ni los valores cívicos, ya surgirán, es una esperanza para este 2025 que a pesar de su oscuro pronóstico, también ofrece esa ilusión de que nos vaya mejor.
¡Nadie nos quitará la esperanza de un México reaccionando!, la esperanza es un anhelo irrenunciable, desear el bien para todos y que mejoren las cosas para México, no nos lo pueden quitar nadie.
No renunciaremos a la esperanza, somos muchos los que amamos nuestro país y desde donde podamos, habremos de continuar repudiando las malas prácticas políticas y exigiendo las correctas.
No será fácil acompañar a México a que toque fondo, pero los que le amamos debemos seguir luchando, exigir ética, convencer a los adoctrinados y fanáticos, exigir mejores condiciones para nosotros y nuestros hijos.
Así recibiremos el 2025, con esperanza, con fe, pero con certeza realista del caos, de los costos de sangre y pobreza que habremos de pagar; después de todo, el futuro siempre empieza hoy, con cada uno de nuestros actos, es la esencia de la esperanza que en medio de la catástrofe nos ofrece una oportunidad.
Le abrazo en este cambio de año deseándole no pierda la esperanza en este 2025
José Carlos González Blanco.
30 de diciembre de 2024