España, profundamente conmocionada por el accidente ferroviario que ha dejado al menos 78 fallecidos y 143 heridos cerca de Santiago de Compostela (Galicia, noroeste), se interrogaba este jueves sobre las causas de la catástrofe, que podría haberse debido, según las primeras informaciones, a un exceso de velocidad.
Horas después del siniestro, el más grave ocurrido en el país desde 1944, el escenario de la tragedia seguía siendo dantesco: los vagones semidestruidos que descarrillaron y terminaron volcados sobre las vías o apoyados contra un talud se mezclaban con las maletas y pertenencias de los pasajeros y los restos de asientos que salieron despedidos por el impacto.
Agentes de la policía y de los servicios de rescate seguían examinando el convoy para descartar que haya cuerpos atrapados entre los restos.
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que acudió este jueves temprano al lugar del accidente, decretó tres días de luto oficial mientras que la comunidad de Galicia respetará siete días de duelo.
El rey Juan Carlos y el príncipe Felipe, heredero de la Corona, suspendieron todos sus compromisos tras conocer la noticia y el monarca envió una carta de pésame a las familias de las víctimas.
Desde el primer momento, la excesiva velocidad ha sido considerada como la causa principal de esta tragedia, ocurrida a las 20h42 locales del miércoles (18h42 GMT) a solo 4 km de la estación de Santiago de Compostela, cuando el tren, que circulaba por un tramo considerado de alta velocidad, entró en una curva muy cerrada.
“¡Voy a 190! Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia”, dijo el maquinista por radio a la estación, en el momento del accidente, según informaciones publicadas por el diario español El País. La velocidad en este tramo, considerado peligroso, no debería superar los 80 km/h.
“La velocidad la sabremos dentro de muy poco cuando se consulten las cajas negras del tren”, dijo a la AFP un portavoz de la compañía ferroviaria española RENFE. “Hay una investigación en marcha y tenemos que esperar” para conocer las causas, agregó.
“Lo que sabemos es que el tren no ha tenido ningún problema operativo. El tren esa misma mañana pasó una revisión”, declaró el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar Rodríguez, a la radio privada Cope.
Hasta el momento, la hipótesis de un atentado, barajada cuando testigos aseguraron haber escuchado una “explosión” en el momento del accidente, parece haber quedado descartada.
Según el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, se trata de un “accidente” y no hay “ningún elemento que permita hablar de ninguna otra cosa”. El tren, que circulaba por un línea estrenada en 2011, había salido de Madrid y tenía por destino Santiago de Compostela.
“Oí como un trueno, muy fuerte y vi mucho humo. Era un desastre (…) La gente gritaba (…) Nadie aquí había visto una cosa así jamás”, explicaba María Teresa Ramos, de 62 años, cuyo jardín está situado a pocos metros del lugar del accidente. Ella, junto con otros vecinos, fue una de las primeras personas en llegar al lugar y prestar ayuda a los pasajeros.
“Llegué un minuto después. Lo primero que vi fue el cadáver de una mujer. Me impresionó mucho. Nunca había visto un cadáver antes, pero sobre todo lo que me impresionó fue el gran silencio”, dijo a la AFP Francisco Otero, cuya casa está a pocos metros de las vías del tren.
“ Todo era irreal (…) Los vecinos intentaron sacar a la gente atrapada, con picos, mazas y al final los sacaron con una sierra manual”, agregó.
“Parece ser que en una curva el tren empezó a dar vueltas, vueltas de campana, dimos muchas vueltas de campana y quedaron subidos unos vagones encima de otros”, contó otro pasajero a la radio Cadena Ser.
Más de 300 agentes de la policía, los bomberos y decenas de ambulancias llegaron minutos después y comenzó el traslado de heridos a los hospitales más cercanos mientras los cadáveres eran transportados a un tanatorio improvisado en un pabellón multiuso, donde los familiares esperan tener noticias de sus allegados.
Los hospitales de la zona hicieron un llamamiento para donar sangre, que obtuvo una respuesta masiva de la ciudadanía.
Este jueves a mediodía, la delegación del gobierno en Galicia comunicó que el número de fallecidos asciende a 78 aunque hay personas que se encuentran en estado muy grave. El tren transportaba un total de 222 pasajeros.
Portavoces del Tribunal Superior de Justicia de Galicia insistieron en que la cifra de víctimas mortales “sigue siendo provisional”.
“Para un santiagués como yo este es el día del Apóstol más triste de mi vida”, declaró Rajoy, oriundo de esta región, tras visitar el lugar de la tragedia, refiriéndose a la festividad de Santiago Apóstol, día grande de la comunidad gallega, que se celebra este jueves.
“Quiero trasladar en mi nombre y el del gobierno de España, mi pesar a todas las familias de las personas que han fallecido, que desgraciadamente son demasiadas”, agregó.
Los mensajes de solidaridad tras este terrible accidente no tardaron en llegar. El papa Francisco fue informado de la catástrofe ferroviaria en Río de Janeiro, donde se celebran las Jornadas Mundiales de la Juventud católica, e invitó a orar por las víctimas y sus familias.
También desde la Unión Europea, el presidente de la Comisión José Manuel Durao Barroso, mostró su “profunda tristeza”, mientras al mediodía producían concentraciones en silencio en señal de duelo ante todas las instituciones españolas.
Se trata del peor accidente ocurrido en España desde los años 40 cuando un choque de dos trenes causó cientos de muertos en la provincia de León (norte de España). En 1972, un tren que cubría la ruta Cádiz-Sevilla (Andalucía, sur) descarriló causando también 77 muertos.