Dedicado a Homero Puente Ventureño
Por: Leonardo Santoyo Alonso, *Docente investigador de la Unidad Académica de la Universidad Autónoma de Zacatecas
Históricamente la arqueología mexicana se ha visto inmersa en el paradigma de servir al fortalecimiento del nacionalismo y la identidad del ser mexicano. Resaltar la grandeza de las sociedades antiguas que ocuparon el actual territorio nacional se incrustó en las tareas sustantivas de quienes se encargan de administrar el patrimonio cultural del país, de cómo comprenderlo y difundirlo. Como espectadores, estamos acostumbrados a observar y aprehender el patrimonio antiguo con rasgos muy particulares, el monumentalismo de las grandes pirámides del centro y sur de México, casi como único rasgo de las sociedades del pasado. Esto contrasta seriamente con algunos de los hallazgos arqueológicos de otras entidades como Zacatecas, las cuales parecen “curiosidades” dentro de un territorio donde el gran conglomerado mesoamericano marca las pautas de que es y que no es lo que merece ser entendido a profundidad.
En este escenario quiero resaltar una dichosa coincidencia que me llevó a conocer, hace ya más de diez años, una pequeña comunidad del sur del municipio de Fresnillo, Zacatecas. Es San Juan de la Casimira, un lugar que no figura más que en algunos mapas de finales del siglo XIX y otros más de principios del XX, en la actualidad ni siquiera existe sobre la carreta un letrero que indique hacia donde se encuentra. En contraste, al ingresar a la comunidad llama la atención un improvisado letrero de madera que guía a un museo, al llegar te recibe el creador y propietario de este, Homero, artesano y ferviente apasionado de la protección y conocimiento del pasado de la zona que, sin miramientos, califica de más de seis mil años de antigüedad.
Frente al museo puede observarse una meseta elevada conocida como Cerro de las Burras, en él se distribuyen en las orillas de los arroyos que bajan de su cima, toda una serie de vestigios de antiguas ocupaciones, restos de los cimentos de campamentos de grupos nómadas, estructuras piramidales, murallas, pisos y cimientos de sociedades más cercanas a los centros ceremoniales de Mesoamérica.
Dentro del pequeño museo comunitario, dan fe de esto una amplia colección de artefactos prehispánicos, vestigios de cimientos de construcciones que nadie sabía dar testimonio de quien las realizó en el cerro denominado de Las Burras, pero lo que más resalta es un conjunto de rocas conocidas como los Angelitos, un grupo de bloques riolíticos de cuatro metros de alto y que presentan un arreglo peculiar que sólo pude apreciarse cuando te sitúas mirándolos de este a oeste. Una suerte de boca de serpiente muy antigua y escamosa, que levanta sus fauces hacia el cielo para devorar al sol. De ellas se dice que se trata de un marcador solar o antiguo calendario. Este fenómeno pudimos comprobarlo el 19 de marzo donde el sol se proyecta y traspasa la cavidad que forman dos de las rocas más altas.
Sólo por un lapso de cinco minutos, a eso de las seis y 11 de la tarde, el rayo de sol descendió entre la pequeña cavidad que incluso, parece estar alisada para hacer empatar el círculo solar y dibujar un gran ser terrestre que engulle al sol. ¡Así empezaba la primavera! Es necesario comentar que hay muchas voces escépticas con el fenómeno que acabamos de relatar, la estructura de rocas no presenta en apariencia intervención humana, excepto los dos lados que parecen haber sido tallados para dar una forma circular a modo de boca, no se observan de manera evidente elementos arquitectónicos, sólo un promontorio de bloques de riolita que se elevan al cielo, sería necesario recapitular que muchos de los grupos nómadas y posteriormente los que optaron por la sedentarización, utilizaban rocas y afloramientos rocosos para sus orientaciones y marcadores, por lo que el elemento de la Casimira no tendría objeción de tener esa función.
Satisfechos, pero llenos de dudas emprendimos el regreso a nuestro campamento. ¿Es acaso esa formación un gran marcador solar o calendario utilizado por los diversos grupos que habitaron la región? ¿podemos plantear una representación de la serpiente como símbolo de la fertilidad y los cambios de estación con sus particularidades algo hacia el norte? Por ahora sólo podemos afirmar que ya dimos el primer paso para responder las interrogantes, estar ahí, observar, documentar y darle voz a quienes frente a un discurso centralista necesitan ser escuchados.