Por Carlos Alvarado
Arranca la llamada “reforma electoral” de Claudia Sheinbaum, bautizada así para que parezca un parto democrático y no una cesárea de emergencia ordenada desde Palacio Nacional. La operación, dicen, es para “fortalecer la voluntad popular”. Traducción libre, eliminar la representación proporcional, centralizar los órganos electorales y moldear al INE a la medida del inquilino en turno.
Como en todo buen drama político reaparece Pablo Gómez, viejo lobo de mar que ahora jura autonomía mientras mastica obediencia. Morena no quiere que le pase lo mismo que le hizo al PRI en el 2000. Por eso, las reglas que permitieron la alternancia serán borradas como quien borra a la ex de las fotos familiares.
La jugada es tan sencilla como brutal, adiós al federalismo electoral, adiós a la competencia real, adiós a los contrapesos ciudadanos. El árbitro ya no marcará faltas, jugará para un solo equipo y por si quedaba duda, usará su camiseta.
La comisión encargada de “escuchar al pueblo” excluye al INE, a la oposición y a cualquier experto independiente. Está conformada por operadores políticos de la 4T, Pablo Gómez, Rosa Icela, Pepe Merino, Ernestina Godoy, Arturo Zaldívar, Jesús Ramírez. No es la lista de un gabinete, es el comité que decidirá cómo se vota en México.
Y mientras el discurso repite “austeridad” y “voluntad popular” lo que se cocina es otra cosa, eliminar plurinominales, recortar recursos y “abaratar” elecciones… a cambio de concentrar el poder. Como si a un paciente grave le recetaran dieta y tijeras, no para curarlo sino para amputarlo.
La democracia, con todo y sus achaques, la construimos en tres décadas. Ahora se busca vaciarla desde dentro, dejándonos solo un cascarón pintado de colores patrios.
La moraleja, aunque amarga, es clara. Cuando un gobierno controla el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y el árbitro electoral no vive en democracia, vive en su propia versión de la monarquía sexenal hereditaria. Y aquí el chiste negro, los reyes al menos no presumían que eran elegidos por el pueblo.
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