Por Juan Gómez
Cuando los números y las estadísticas se confrontan con la realidad, sucede lo que estamos viviendo en Zacatecas en materia de seguridad:
El gobernador David Monreal Ávila pregona a diestra y siniestra que ya bajó el índice de violencia en el estado, lo cual es reafirmado por el Fiscal General de Justicia, Cristian Paul Camacho Osnaya, quien sostiene que los homicidios dolosos bajaron más del 70% en este año que está boqueando.
Proporciona un dato más: en lo que va de 2025 se ha detenido a 720 narcomenudistas.
¿Mito o realidad?
Los hechos demuestran lo contrario: la lucha por el control del territorio zacatecano lo siguen disputando los cárteles de la violencia, especialmente el de Sinaloa y el de Jalisco, con una secuela de muertos que van dejando en comunidades, brechas y carreteras.
La reciente aparición de un video, aparentemente del Cártel Jalisco Nueva Generación, pone de manifiesto el regreso de la violencia en terreno zacatecano, con un ingrediente más: la acusación de un presunto involucramiento del gobierno del estado con un cártel de la violencia.
Las redes sociales muestran el video en el que un vocero de un grupo delincuencial, anuncia que continuarán los bombazos (léase la explosión que voló una patrulla de la Policía Estatal en el municipio de Luis Moya), si es que el gobierno del estado sigue protegiendo a un grupo armado rival.
La información que se vierte en el citado video publicado en la red social de X muestra el rompimiento de un eventual pacto para detener la violencia en el estado y que, ciertamente habría permitido una disminución de la violencia en Zacatecas.
Enn este contexto, los últimos acontecimientos de violencia en Zacatecas derrumban la narrativa de su disminución del estado, como un botón de muestra de la eficacia en el combate a la inseguridad que le mereció a la administración estatal, un reconocimiento presidencial.
El reforzamiento del armamento que llegó al extremo de mostrar a un perro robot con un rifle de asalto que costó una fortuna y al que no se le ha visto en acción, así como el helicóptero artillado Black Hawk, no han sido suficientes para contener la violencia que prevalece en un estado en el que el control territorial es cada vez más asfixiante.
El mandatario estatal cierra el año sin que exista una inversión importante en obra pública, pero en cambio, anticipa que para el próximo año continuarán los programas sociales como Corazón Contento, El Médico en tu Casa y los apoyos directos a adultos mayores, estudiantes, productores del campo y amas de casa.
Y como corolario apunta un dato: tan sólo en Zacatecas, la inversión anual en transferencias directas asciende a casi 14 mil millones de pesos.
Este monto es del gobierno federal, pero el mandatario estatal lo presume como propio, para impulsar la candidatura de su alfil en la sucesión gubernamental, la cual no sube en las preferencias electorales ni con esos montos multimillonarios.
Un dato más: el gobierno de Canadá emitió una alerta a sus ciudadanos para que no viajen a Zacatecas, y a otros 12 estados del país, que registran altos índice de violencia y de presencia de grupos armados.
David Monreal termina un año con una crisis en el magisterio zacatecano, con un enfrentamiento con los notarios públicos por la publicación del Decreto 315 que le permite nombrer directamente a cuatro notarios (dos hombre y dos mujeres), despreciando el proceso de evaluación; con el fracaso de la construcción del segundo piso en el bulevar metropolitano y en último lugar de aceptación ciudadana.
¿Cómo lo recibirá el año de la sucesión, el penúltimo de su mandato?
Al tiempo.
Me tomaré unos días de descanso, con motivo del periodo vacacional. Nos reencontraremos el próximo 2026, que espero sea para todos ustedes un año de mejores noticias.




























