Por Carlos Ernesto Alvarado Márquez.
En México está pasando algo sencillo de explicar, aunque muy peligroso de vivir. Al poder ya no le basta con gobernar. Quiere que nadie le diga que no. Y cuando alguien se atreve, no discute, castiga.
Hoy les toca a dos instituciones que existen para protegernos a todos. Los jueces federales y el Instituto Nacional Electoral. Dos pilares incómodos para cualquier gobierno que confunde autoridad con obediencia.
Empecemos por los jueces. Se decidió reducir el salario de jueces y magistrados de carrera judicial que seguirán trabajando hasta 2027. Dicho en palabras simples. A personas encargadas de decirle al gobierno cuándo se equivoca, se les manda el mensaje de que su ingreso puede bajar si no se portan bien.
La Constitución es clara. El sueldo no se puede reducir mientras están en el cargo. No porque sean especiales, sino porque su trabajo es especial. Un juez que depende del humor del poder para cobrar, no es un juez libre. Es alguien que todos los días tiene que elegir entre hacer lo correcto o cuidar su economía familiar.
Y no, esto no es un tema de privilegios. Es como si a un árbitro de fútbol le dijeran que le bajarán el pago si pita en contra del equipo local. El partido ya no sería justo. Con la justicia pasa lo mismo.
Ahora vámonos al INE. A varias consejerías electorales se les inició un procedimiento por una decisión tomada en 2021. Posponer la consulta de revocación de mandato porque no había dinero suficiente. No se la robaron. No la sabotearon. La hicieron después, cuando hubo condiciones. Incluso la Suprema Corte dijo que el trabajo del INE fue correcto.
Aun así, se les persigue por el sentido de su voto. Por haber pensado distinto.
Y eso es grave, porque en una democracia nadie debería ser castigado por votar con criterio. Si los consejeros electorales empiezan a tener miedo de cómo votan, entonces ya no deciden por la ley, deciden por sobrevivir.
¿Y a ti en qué te afecta todo esto? En todo. Cuando un juez tiene miedo, tus derechos tiemblan. Cuando un árbitro electoral es presionado, tu voto pierde valor. El artículo 1 de la Constitución dice que los derechos humanos son para todas las personas, pero esos derechos solo existen si hay jueces libres para defenderlos y autoridades autónomas para hacerlos valer.
La Corte Interamericana lo ha dicho claro. Sin estabilidad y sin salario seguro, no hay independencia. Sin independencia, no hay justicia. Y sin justicia, la democracia es solo una palabra bonita para discursos oficiales.
Moraleja. El poder dice que quiere instituciones austeras. En realidad quiere instituciones calladas. Porque una institución que no incomoda, no estorba. Y una que no estorba, ya no sirve.
Defender a los jueces y al INE no es defender a personas, es defender el derecho a vivir sin miedo al poder. Porque Las democracias no se rompen de golpe. Se rompen cuando la gente se acostumbra.
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