Código político
La debilidad institucional
Por Juan Gómez
La política gubernamental del presidente de la república, en el último tramo de su administración, desnuda la estrategia de debilidad institucional, de violación de la Ley y finalmente, la incapacidad para enfrentar los grandes retos del país y sus tragedias naturales, como la devastación de Acapulco por el Huracán “Otis”.
La Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la LXV legislatura, aprobó el dictamen del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 de 9 billones de pesos, que contempla reducciones sustantivas en los organismos autónomos y de las participaciones de las entidades federativas.
Este lunes seis de noviembre iniciarán las discusiones para su aprobación cuya fecha límite es el 15 del presente mes, período en el que la bancada de Morena, PT y Verde obedecerán ciegamente el mandato presidencial de “sin quitarle una coma” a la propuesta presupuestal.
El Presupuesto de Egresos que tendrá vigencia el próximo año, es el último del sexenio de Andrés Manuel López Obrador y con ello, pretende someter al Poder judicial, debilitar al INAI y al Tribunal de Justicia Electoral de la Federación, para asegurar la transición en el 2024 y garantizar el triunfo de Morena en las elecciones de junio próximo.
El presidente fortalecerá presupuestalmente sus caprichos personales, el tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto Felipe Ángeles, sus programas sociales y a los militares, quienes les garantizan -según sus estimaciones políticas- puntos favorables en su aceptación electoral. Error.
Lo que ha hecho durante todos estos años de gobierno el presidente López Obrador, es debilitar a las instituciones del país, las cuales no le importan y tampoco tiene respeto por la Ley, ni por los derechos humanos, civiles y por los mexicanos que gobierna.
Al presidente no le interesa el fortalecimiento de la democracia, le obsesiona el poder; no le interesa el respeto del estado de derecho, le urge someter a los poderes públicos; no le importa el crecimiento del país, sino el crecimiento de su imagen a través del dinero que regala.
La tragedia de Acapulco es un ejemplo de la debilidad institucional a la que ha sometido López Obrador al país, puesto que no existen recursos en el Fideicomiso del Fondo Nacional de Desastres para apoyar a la reconstrucción, en donde se necesitan 16 mil millones de dólares.
El presidente afirma que los recursos para apoyar a la reconstrucción de Acapulco son inagotables, pero la realidad es que el Presupuesto de Egresos 2023, está prácticamente agotado en el undécimo mes del año y el Fonde carece de recursos.
La maniobra y la manipulación de López Obrador no tiene límite cuando propone que los recursos broten de los fideicomisos del Poder Judicial, que de ahí se tomen, como si el recurso de todos, incluidos los poderes Legislativo y Judicial, le pertenecieran. El colmo del abuso de poder.
La destrucción del Puerto de Acapulco desnudó la ineptitud y la pobreza de un gobierno no solo para atender con prontitud y eficacia la tragedia, sino para atender a los damnificados del estado de Guerrero.
La peor de las contradicciones de la emergencia sucedió cuando la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana declaró Estado de Emergencia para 47 municipios del estado de Guerrero el dos de noviembre pasado, pero la Coordinación Nacional de Protección Civil le corrigió la decisión publicada en el Diario Oficial de la Federación, al contemplar solo a dos municipios, el de Acapulco de Juárez y el de Coyuca de Benitez.
El gobierno de la república convirtió en un caos la desgracia que provocó el Huracán Otis en Guerrero, por su incapacidad para enfrentar, manejar y coordinar las medidas de atención, pero también porque politizó sus acciones y su discurso de atención a los damnificados.
Sin duda, estas decisiones traerán consecuencias electorales en 2024.
Al tiempo.
@juangomezac