Uruguay se convirtió el martes en el primer país del mundo en legalizar la producción y venta de mariguana, una iniciativa considerada por el gobierno como un experimento con el que busca enfrentar al narcotráfico, en una región que sufre la lucha contra las drogas.
“Otro golpe más a la hipocresía social”, sentenció con una sonrisa de oreja a oreja Valeria Rubino, militante de 37 años que llegó hasta el Parlamento junto a “la última marcha con la mariguana ilegal”.
Tras 12 horas de debate y con 16 votos a favor en 29, solo los de la coalición de izquierda del gobernante Frente Amplio, el Senado uruguayo dio sanción definitiva a un inédito y polémico proyecto que habilitará la producción, distribución y venta de cannabis, el autocultivo y los clubes de consumidores, todo bajo control estatal.
La votación fue recibida por vítores y un cerrado aplauso de parte de defensores de la legalización que colmaron las barras y con fuegos artificiales por cientos que esperaron en el exterior la votación fumando cannabis, en un clima de fiesta.
“Es un día histórico. Uruguay pasa a ser una especie de vanguardia internacional en este tema”, señaló el senador oficialista Alberto Couriel al justificar su voto.
“Uruguay está votando esta ley en un contexto de leyes de defensa de los derechos”, añadió, recordando que la flamante norma se suma a la legalización del aborto y del matrimonio homosexual aprobados en los últimos meses.
La iniciativa ha sido promovida por el presidente José Mujica, un exguerrillero de 78 años quien no ha dudado en calificarla como un experimento y aseguró que si no funciona está dispuesto a dar marcha atrás.
Las dudas que genera el inédito proyecto, que va más allá que las legislaciones de los estados estadounidenses Washington y Colorado o de países como Holanda o España, son legítimas, dijo Mujica el martes al canal 4 de televisión local.
“Pero la duda no nos puede paralizar para ensayar nuevos caminos ante un problema que nos tiene agarrados”, señaló. “No estamos totalmente preparados” para la implementación de la ley, admitió el presidente, quien llamó no obstante a tener “audacia”