Bernardo Hernández/PórticoOnLine
Fue en abril de 1997, en la inauguración del Congreso de la Lengua Española realizado en Zacatecas.
El premio Nobel de Literatura leyó un texto titulado “Botella al mar para el dios de las palabras” que generó polémica en el mundo de habla hispana por su intención de “jubilar la ortografía”.
“Me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros”, es una de las frases más recordadas del discurso pronunciado por Gabriel García Márquez.
Otras sugerencias que hizo el autor de Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y demás títulos conocidos a nivel mundial fueron:
Asimilar los neologismos técnicos y científicos antes de que se infiltren en el lenguaje sin digerir.
Enterrar la letra hache.
Firmar un tratado de límites entre la ge y la jota.
Eliminar acentos como en lágrima o revólver.
Mantener ya sea la letra “b” o la “v”, pero no ambas.
Las palabras de García Márquez siguen resonando cada que los académicos de la lengua hablan de simplificar las cosas.
Como en todo, hay quienes atacan las sugerencias hechas por el colombiano. Uno de los acérrimos defensores de echar por la borda los consejos lanzados por el escritor en su visita a Zacatecas es Álex Grijelmo, periodista español que en su libro La seducción de las palabras critica ampliamente el discurso de García Márquez.
Con la muerte del autor de La mala hora ha comenzado el proceso de recuperar todo aquello que dijo para revalorar sus propuestas.
En su labor como periodista se destaca la institución que le sobrevive, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Gabriel García Márquez falleció este 18 de abril en la Ciudad de México y con su muerte también comienza la tarea de recordarlo y uno de esos recuerdos bien puede comenzar con las palabras: “Un día de abril en Zacatecas, Gabo se puso los lentes y comenzó a leer”.