Amenazada por los cohetes palestinos, la bulliciosa Tel Aviv se ha convertido en una ciudad desierta, donde los habitantes han cambiado su habitual relajación por un humor negro que apenas disimula la angustia de una nueva guerra abierta contra Hamas.
Desde el inicio de la operación aérea israelí “Barrera Protectora”, el lunes a medianoche, Hamas ha disparado al menos seis cohetes M75 contra el área metropolitana de Tel Aviv, a 70 km de la franja. Uno cayó en un campo baldío y los otros cinco fueron interceptados por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro (Iron Dome).
Este jueves por la mañana se escuchó una fuerte explosión en la ciudad. Según informaciones no confirmadas sería un proyectil que cayó en el mar.
En los cafés del paseo marítimo, que deberían estar atestados de visitantes en esta época estival, los camareros se ven de repente con poco trabajo.
“Está completamente vacío”, suspira Danielle, una camarera de 21 años que a falta de clientes picotea en un plato de patatas fritas.
“La semana pasada esto estaba abarrotado de turistas. Pero ahora les da miedo venir”, asegura.
Los pocos clientes que fueron al café el martes por la tarde para ver la puesta de sol no tardaron en irse al resonar la primera sirena, al ver que no había refugios en la zona.
Y en este tercer día de operaciones israelíes contra Hamas en Gaza, la ciudad está sintiendo sus efectos.
Ralph, un turista luxemburgués de 32 años, prefirió por ejemplo ver las semifinales del Mundial de Fútbol en casa de un amigo, y no en un café al aire libre.