Los combates por el control del aeropuerto de Trípoli amenazan con hundir a Libia en una nueva guerra civil, y el gobierno impotente no descarta pedir la ayuda de una fuerza internacional.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry advirtió este martes que la violencia en Libia “es peligrosa y debe cesar”.
“Estamos trabajando muy duro para hallar una cohesión política”, declaró Kerry en rueda de prensa en Viena.
El gobierno libio anunció en la madrugada de este martes que examinaba la posibilidad de pedir fuerzas internacionales para reestablecer la seguridad en el país, donde el aeropuerto de la capital fue blanco el lunes en la noche de una lluvia de cohetes, que causaron grandes daños en sus instalaciones y averiaron más de una decena de aviones libios.
Según el comunicado, el 90% de los aparatos fueron alcanzados, así como la torre de control. Además, un centro de mantenimiento de las aeronaves y un edificio de la aduana fueron por completo destruidos en los ataques, añadió la fuente.
Las hostilidades entre grupos armados rivales comenzaron el domingo con un ataque lanzado contra el aeropuerto por milicias islamistas consideradas como el brazo armado de la corriente islamista en el país.
El aeropuerto de Trípoli está en efecto controlado desde 2011 por las brigadas anti-islamistas de Zenten, acusadas por sus rivales de ser la fuerza militar del movimiento national (liberal).
Milicias de la ciudad de Misrata, aliadas a los islamistas, también están implicadas en las hostilidades.
Una lucha de influencia opone a Misrata y Zenten, ciudades del oeste libio que participaron activamente en la rebelión de 2011 contra el régimen de Muamar Gadafi.