Los británicos decidieron romper relaciones con la Unión Europea (UE), a la que llevan 43 años vinculados, tras un histórico referéndum en el que Gran Bretaña dio su apoyo al brexit con 52 por ciento del respaldo frente al 48 por ciento.
El esperado plebiscito, en el que han votado más de 30 millones de ciudadanos de los 46 millones censados, ha contado con la mayor participación desde 1992 -un 72.1 por ciento – pese a que las lluvias torrenciales que azotaron ayer al país, sobre todo en Londres y el sur de Inglaterra, dificultaron el acceso a las urnas.
Los primeros resultados que se conocieron de madrugada fueron los del Peñón de Gibraltar, que votó por la continuidad con abrumadora mayoría -del 96 por ciento – cuando todavía las encuestas daban la victoria a la permanencia.
El voto rural pesó finalmente en Inglaterra, que se inclinó por el brexit, con 53 por ciento del respaldo ciudadano frente al 46.6 por ciento favorable a la UE, a pesar de que su capital, Londres, una ciudad de 8.6 millones de habitantes, se inclinó, como era previsible, por la continuidad, con un 60 por ciento a favor de la Unión, frente a 40 por ciento.
También Gales votó por abandonar el bloque común con el 52.5 por ciento del respaldo frente al 47.5 por ciento de los votos.
Como se preveía, Irlanda del Norte apostó por la Unión -con un 55.8 por ciento frente al 44.2 por ciento -, al igual que Escocia, que escogió seguir formando parte del proyecto europeo -62 por ciento frente al 38 por ciento – y cuyo gobierno se plantea ahora convocar un segundo referendo sobre la independencia escocesa del Reino Unido.
Al poco de conocerse los resultados, que anunció la Comisión Electoral en el ayuntamiento de Manchester (norte del país), Cameron compareció a las puertas de su despacho en Downing Street para anunciar que entregará el liderazgo del Partido Conservador en octubre, cuando la formación celebre su reunión anual en Birmingham.
El premier considera que debe respetarse la voluntad de los ciudadanos y que las negociaciones con Bruselas sobre la salida británica del bloque común deberán hacerse con otro líder.
También aseguró que no habrá modificaciones iniciales en el libre movimiento de ciudadanos, mercancías y servicios y adujo que el próximo jefe del Ejecutivo deberá decidir si pide activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece el proceso sobre la retirada de un Estado miembro de la UE.
Fue el propio Cameron quien convocó el referendo en febrero tras negociar con sus socios comunitarios un nuevo encaje británico en la UE con una serie de reformas, entre ellas un límite al acceso a las ayudas sociales que tendrían los comunitarios recién llegados.
Los abanderados del brexit -centrados en recuperar el control de las fronteras, el poder del Parlamento y terminar con la burocracia de Bruselas, consideraron el nuevo engranaje insuficiente.
Tras conocerse el resultado del referendo, la ministra principal escocesa, la independentista Nicola Sturgeon, dejó abiertas las puertas a la convocatoria de un segundo referendo sobre la independencia de esa región del Reino Unido.
Los escoceses ya celebraron un plebiscito de ese tipo en septiembre de 2014, que se saldó con un 55 por ciento de votos en pro de la unidad.
La noticia también ha tenido un impacto inmediato en la economía nacional, con el desplome de la Bolsa de Valores de Londres, el hundimiento de la libra esterlina -que llegó a caer en las últimas horas más de un 10 por ciento respecto al dólar, hasta los 1.33 dólares, su nivel más bajo desde 1985, y la intervención del Banco de Inglaterra.
Esa entidad bancaria aseguró hoy que dará “todos los pasos necesarios” para garantizar la estabilidad monetaria y financiera en el Reino Unido y dijo que tiene preparados 250 mil millones de libras (310 mil millones de euros, al cambio de hoy) adicionales para sustentar al sistema financiero nacional ante la prevista volatilidad del brexit.
Los defensores de esta postura han celebrado la noticia, calificada como “oportunidad gloriosa” para este país de recuperar su “voz en el mundo” y retomar el control de Bruselas, en palabras del exalcalde de Londres, Boris Johnson, mientras que del bando de la continuidad algunos, como el ex primer ministro laborista Tony Blair han expresado su “tristeza”.