Me rindo, esta vez no tengo ganas de hacer la lista de propósitos y buenos deseos para el próximo año.
Tenía ya días haciendo el chequeo de lo ha sido el 2017: Las buenas, las no tan buenas, los errores, los aciertos y así fui haciendo una recopilación mental de lo que ha sido este año que ya está en su último suspiro. Es cierto que ha sido un año complejo, complicado, lleno de sorpresas (algunas no muy agradables) y que bien pudiera figurar como uno de los más peculiares, por decir lo menos.
Sigo en modo vacaciones (no sé si merecidas pero sí bien recibidas) y eso me ha dado la oportunidad de estar hacer un alto a las actividades diarias y hacer este pequeño ejercicio de reflexión. Me cansé de darle vueltas a la lista mental que más bien parecía reciclada de años pasados.
Realmente nos hacemos guajes tratando de convencernos que “ora sí, este año bajo de peso, compro mi casa, me caso o dejo mi trabajo”. Más bien parecen sueños guajiros y hasta hacemos burla de nuestra falta de compromiso con años anteriores. Así que no, este año no haré una lista copy paste de mis propósitos no cumplidos en 2017, 2016 y así hasta donde ya ni me acuerdo.
Lo que haré este año será muy sencillo y práctico. Será un experimento que compartiré con quien, así como yo, no esté dispuesto a ver pasar un año más sintiendo que no han cumplido con sus metas, sueños y anhelos.
Cada mes (y si es posible cada día) del año me cuestionaré: ¿Estás satisfech@ con lo vivido? ¿Con tu persona? ¿Estás en paz con tus acciones hacia ti y hacia los demás?
Mi idea con esto es tener presente y estar consciente de mi día a día. De encaminar mis pasos hacia lo que quiero y hacia la persona que quiero ser. Mi idea es no atiborrarme de buenas intenciones que con el paso de los días se van quedando rezagadas y luego olvidadas en un cajón polvoso. Mi idea es recordarme constantemente si lo que pienso, hago y digo va en sintonía con los propósitos que tengo no sólo de un año sino de vida entera. Mi idea es pensar que se puede ahorrar, cambiar de trabajo, enamorarse o adelgazar cuando el tiempo sea el correcto y no cuando me atragante de uvas en la cena de fin de año y con sonrisa en los labios ande pregonando mis “ora si”.
Mi único propósito será entonces vivir cada día y ser plenamente consciente. Nada más.