Por Víctor Manuel Chávez Ríos
El cinco de mayo de 1862 se llevó a cabo una batalla que desencadenaría un sitio que duraría un poco más de un año, en esta fecha el ejército mexicano al mando del general Ignacio Zaragoza enfrentó al ejército francés de Napoleón III. el resultado fue el triunfo de los soldados mexicanos fortificados en el cerro de Guadalupe, en las inmediaciones de la ciudad de Puebla de los Ángeles.
Desde enero de 1862 las tropas inglesa y francesas desembarcaron en el puerto de Veracruz para presionar al gobierno republicano de Juárez a pagar la deuda con ambos países europeos, pero esto fue solamente la fachada para auspiciar los ímpetus de expansión del segundo imperio francés y así implantar su influencia en territorio americano en alianza con el grupo político denominado conservador.
A finales de marzo los ingleses se retiraron del territorio mexicano al ver que la deuda era impagable, los franceses permanecieron en Veracruz y cuando los conservadores lograron establecer un punto de control en Córdova Veracruz y posibilitaron el avance de las tropas galas.
El primer escarceo militar entre ambos bandos fue el 19 de abril de 1862, a partir de ese momento los mexicanos trataron infructuosamente detener el avance de las tropas francesas, pero la ventaja estratégica favoreció a los europeos. Los mexicanos se pertrecharon en el fuerte de Loreto, ubicado en una fortificación natural denominada cerro de Guadalupe.
El ejército mexicano que trataba de impedir la toma de la ciudad de Puebla de los Ángeles estaba conformado por 4,000 hombres y estaban al mando del general Ignacio Zaragoza, la importancia estratégica de este lugar residía en ser el último punto estratégico antes de llegar a la ciudad de México.
La batalla por Puebla inició a las once de la mañana y durante casi siete horas los mexicanos impidieron el paso de los franceses que avanzaban en una pendiente hacia arriba que los dejaba en desventaja, un poco antes de las seis de la tarde se desencadenó una tormenta que incluyó granizo, elemento que aumentó la dificultad de los franceses, quienes atacados por una lluvia de fuego y agua se retiraron.
En los Estados Unidos la celebración de esta fecha es más importante que la del inicio de la independencia en septiembre, para los ciudadanos de ascendencia mexicana o mexicanos inmigrantes este día representa la celebración más relevante de la nación chicana porque el general Ignacio Zaragoza nació el 24 de marzo de 1829 en Ciudad Presidio (hoy Goliad, Texas) localizada en Bahía del Espíritu Santo.
Ignacio Zaragoza Seguin, nació en el territorio texano, pero se formó y educó en el norte de México, de manera intermitente, ya que su padre era militar, entre los estados de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León y él se enorgullecía de ser mexicano. Sin embargo, a su muerte prematura por Tifo, en septiembre de 1862, el mismo año de la batalla en cuestión. En las lejanas tierras del norte surgió el mito del texano capaz de vencer al ejército francés, emparentado por parte de madre, con uno de los independentistas texanos de la guerra de 1836: Juan José Erasmo Seguin
En México el acontecimiento ha sido un motivo ideal para la construcción del nacionalismo del siglo XIX mexicano y significó un hito el vencer al ejercito del segundo imperio francés para convertirse así, durante muchos años, en una fecha significativa para alentar el patriotismo, al grado de fijar esta fecha cívica en el siglo XX para que los conscriptos del Servicio Militar Nacional juraran fidelidad a su bandera tricolor mexicana.
A finales del siglo XX y con el ingreso de México a diferentes tratados de libre comercio, tanto de Europa como de América se fueron minimizando estas fechas por considerar que afectaban las relaciones con esos países que el pasado se había entrado en conflicto, el asueto para conmemorarlas debidamente, como parte de cultura mexicana que nos distingue frente al mundo globalizado se fue diluyendo hasta perderse.