Italia vivió hoy una jornada de luto nacional por los funerales de las 38 víctimas mortales del accidente de autobús que tuvo lugar el domingo en la autopista Nápoles-Canosa, a la altura de Monteforte Iprino, al sur del país.
Las exequias tuvieron lugar en Pozzuoli, localidad de la cual eran originarios la mayoría de los fallecidos, y en ellas participaron el primer ministro Enrico Letta además de numerosos políticos que se mezclaron entre cientos de personas.
“Una cosa tremenda para todos, todo el país debe unirse al dolor de las familias”, dijo a la prensa el secretario general del gobernante Partido Democrático, Guglielmo Epifani.
En el gimnasio local decenas de personas desfilaron ante los 38 féretros, algunos pequeños porque contenían cuerpos de niños. Los familiares lloraban, abrazaban y acariciaban las cajas de madera.
Al término de las exequias, celebradas por el obispo de Pozzuoli, Gaetano Pascarella, se escucho un largo aplauso y después tomó la palabra el alcalde, Vincenzo Figliolia, para agradecer a todos los presentes.
La investigación del accidente avanza veloz y se espera que este martes los procuradores emitan los primeros “avisos de garantía”, es decir la comunicación oficial a quienes serán imputados.
Según trascendió el autobús cayó al vacío en un puente de la autopista A16 tras haber transitado por un kilómetro durante el cual el chofer habría intentado frenar sin éxito. El mismo falleció en el accidente y su cuerpo será sometido a una autopsia.
El vehículo transitaba a fuerte velocidad y habría perdido incluso la puerta anterior a causa de un contacto con el margen derecho de la autopista.
Los investigadores identificaron partes del sistema de transmisión en la plancha asfáltica, un kilómetro antes del lugar del incidente, lo cual sería indicativo de los problemas que ya tenía el autobús antes de desbarrancar.