Al menos 49 personas murieron y más de 100 resultaron heridas en una oleada de ataques, en su mayoría contra barrios chiís de Bagdad, en una nueva espiral de violencia que ensangrienta Iraq desde el comienzo del año.
Ningún grupo ha reivindicado los ataques, pero los insurgentes próximos a la red sunita de Al Qaeda suelen ser los responsables de este tipo de atentados contra los chiítas, a los que consideran apóstatas.
La parálisis del aparato político, provocada en parte por las discrepancias entre sunitas y chiítas, junto con una corrupción endémica y el mal funcionamiento de los servicios públicos contribuye a alimentar la inestabilidad en el país.
Al menos ocho explosiones —siete de ellas causadas por atentados con coches-bomba—, tuvieron lugar hacia las 07:30 horas, principalmente en los barrios de Karrada, Shaab y Sadriya, informaron fuentes médicas y de seguridad.
En estos atentados perdieron la vida por lo menos 36 personas, según las mismas fuentes.