Corea del Norte rechazó hoy la propuesta surcoreana de mantener una próxima reunión para abordar futuros reencuentros de familias divididas, lo que supone un paso atrás en la etapa de relativo entendimiento emprendida recientemente por ambos países.
En un mensaje a través de la línea de comunicación de la aldea fronteriza de Panmunjom, el régimen de Kim Jong-un declinó la oferta de Seúl y alegó que “en este momento el ambiente no es propicio” para las conversaciones, según indicó a Efe una portavoz del Ministerio de Unificación surcoreano.
Aunque las Coreas han mejorado sus relaciones desde febrero, estos días se ha vivido cierta tensión por las maniobras militares anuales que Seúl y Washington realizan en el sur de la península, y por el lanzamiento de varios misiles norcoreanos de corto alcance al mar como respuesta.
Corea del Sur invitó ayer al Norte a celebrar un diálogo la próxima semana para intentar dar periodicidad a los reencuentros de familias divididas, como el que a finales del mes pasado reunió a centenares de parientes coreanos de ambos lados, tras seis décadas de separación.
En su respuesta negativa, Pyongyang también alegó que el canal de comunicación de la Cruz Roja -propuesto por el Sur para abordar el tema de los reencuentros familiares- no es el adecuado para tratar ese asunto, algo que se interpreta como un posible llamamiento a mantener citas de más alto nivel.
La portavoz de Seúl calificó como “lamentable” el rechazo norcoreano a la oferta y recordó que ambas partes habían acordado desvincular completamente el asunto de los reencuentros familiares de la situación política y militar que se vive en la región.
Varios centenares de coreanos de Norte y Sur que perdieron el contacto con sus allegados en la Guerra de Corea (1950-53) pudieron reencontrarse del 20 al 25 de febrero en la decimonovena reunión de familias divididas desde 1985, la primera celebrada desde 2010.
Decenas de miles de solicitantes de ambos países todavía esperan su turno para ver a sus familiares, y la mayoría de ellos tienen más de 80 años, lo que refleja la urgencia por regularizar cuanto antes estos eventos humanitarios.