La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, celebró el viernes el éxito de la organización del Mundial en su país tras los fatídicos pronósticos de los críticos y confirmó que entregará la Copa al vencedor el próximo domingo.
“Conseguimos hacer la Copa a pesar de que decían que sería un caos (…). Decían que sería un horror”, dijo Rousseff en un encuentro el viernes con corresponsales extranjeros en el palacio de la presidencia presidencial la Alvorada.
La presidenta ironizó sobre el gran escepticismo dentro y fuera del país antes de la Copa, cuando se denunciaban atrasos en aeropuertos y estadios y que se llegó a decir “que faltaría luz en el país”.
“Trabajamos mucho”, aseguró Rousseff, y destacó que Brasil mostró su “pasión” por el fútbol y “competencia para organizarlo”.
“Sería grave para mi gobierno si hubiésemos perdido fuera del campo” en la organización del evento, afirmó.
Tras las intensas manifestaciones callejeras hace un año (en las que los brasileños criticaron los gastos públicos en estadios que pedían para salud, educación y transporte), la presidenta aseguró: “La infraestructura que construimos no es para la Copa, es para Brasil”. Incluso los estadios son para el país, dijo.