Con 61 votos a favor de la remoción, el Senado de Brasil destituyó de su cargo a la presidenta Dilma Rousseff, quien fue suspendida desde mayo debido a la supuesta alteración de cifras fiscales.
De 2014 a 2015, su administración modificó las cantidades hacendarias, lo que provocó una de las mayores crisis económicas del país.
Al ser destituida, Dilma no podría ejercer un cargo público durante ocho años y deberá abandonar la Residencia de la Aurora.
De este modo, el presidente interno, Michel Temer, se convierte formalmente en el nuevo mandatario de Brasil hasta 2018, cuando se realizarán nuevas elecciones.
La decisión supone el fin de un trámite que comenzó en diciembre pasado en el Parlamento y fue supervisado en cada uno de sus pasos por la Corte Suprema, como garante constitucional de un juicio que Rousseff, condenada por graves irregularidades fiscales, califica de “golpe”.