Por Elena Anatolievna Zhizhko
El 13 de marzo de 2017, fue presentado por el Secretario de Educación Pública de México, Mtro. Aurelio Nuño Mayer, así denominado “nuevo” modelo educativo. Sin embargo, ¿contiene realmente este modelo los conceptos novedosos y, en especial, pertinentes para superar las condiciones en que se encuentra postrada la educación mexicana?
El Secretario de Educación señaló que se busca con la nueva estrategia de política pública, trascender el modelo de “aprender por medio de la memorización y la repetición, por un modelo de aprendizaje (y de enseñanza) centrado en el “Aprender a aprender”. No obstante, se ha señalado que el concepto “aprender a aprender”, ha sido creado y usado desde hace más de 40 años, lo cual involucra un cuestionamiento de fondo a la pretendida innovación que ahora se propone.
Por otra parte, ¿será acaso igualmente incuestionable que superar el tipo de aprendizaje centrado en el “aprender por medio de la memorización” constituya un avance fundamental en la labor pedagógica? Es cierto que el aprendizaje “memorístico” o asociacionista no es la solución por sí mismo, pero no puede dejarse atrás a la memorización en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Sobre esta cuestión se puede citar al Profesor de la Universidad de Madrid, Juan Ignacio Pozo, quien en su libro “Teorías cognitivas del aprendizaje” (1989), señala acerca de la memorización que: “Una de las aportaciones más relevantes de la posición de David Ausubel” (creador del concepto de aprendizaje significativo) es establecer no sólo la distinción necesaria entre aprendizaje y enseñanza, sino, además, al concebir al aprendizaje y la enseñanza como continuos, y no como variables dicotómicas (opuestas o excluyentes), Ausubel evita reduccionismos y establece la posibilidad de interacciones entre asociación y reestructuración del aprendizaje”. En otro lenguaje: “[…] tanto el aprendizaje significativo como el memorístico son posibles en ambos tipos de enseñanza, la receptiva o expositiva y la enseñanza por descubrimiento o investigación […]” (p. 210).
Asimismo, Walter Doyle (1980), autor del artículo: “Academic Work” (el trabajo académico), precisó la línea de continuidad de las estrategias de aprendizaje utilizadas por los estudiantes al resolver problemas o en el desarrollo de nuevos conocimientos, de la siguiente forma: inicialmente se dan los esquemas de memorización, siguen las estrategias de procedimiento o rutina, y posteriormente las estrategias más elaboradas, como comprensión y formulación de opiniones o producir el conocimiento innovador.
Para lograr los propósitos del modelo educativo 2017, se plantea la reorganización de la escuela. Sin embargo, habrá que cuestionarse seriamente las condiciones actuales de trabajo, no sólo estrictamente laborales, sino de formación no paralela, orígenes y desarrollo cultural diverso, intereses encontrados, todo ello manipulado por la evaluación burocrática y el control desde las dependencias educativas centrales. En esencia, se requiere fortalecer las condiciones adecuadas para el desarrollo profesional de los docentes, directivos y asesores técnicos, sumados a los programas de formación continua de calidad y pertinente a las condiciones en que se encuentran enseñando.