Por primera vez en la historia milenaria de la Iglesia católica, el papa rezó este viernes en solitario ante la inmensa plaza vacía de San Pedro e instó al mundo a “remar juntos” contra la pandemia de coronavirius.
Se trata del inédito rito, de la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) e indulgencia plenaria a todos los fieles, retransmitido por televisión, internet y radio a las 18H00 hora de Roma, 17H00 GMT, el papa llamó a “remar juntos”.
En una tarde lluviosa y acompañada por el repicar de las campanas y la sirena de las ambulancias, el papa cumplió un gesto histórico al impartir la bendición y la indulgencia plenaria al mundo entero por la terrible pandemia que lo azota.
“Señor, no nos abandones”, suplicó el papa al hablar de una “tormenta inesperada y furiosa”, de “una tempestad que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades”, dijo.
“Estamos todos en la misma barca y somos llamados a remar juntos”, dijo al invitar “a activar la solidaridad, capaz de dar sentido en estas horas en las que todo parece naufragar”, enfatizó.
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