Zacatecas. – El obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, informó que a partir del 15 de junio se retomará la celebración de las Misa presencial, con las medidas necesarias de acuerdo al color del semáforo indicado.
Aunado a ello explicó que, a partir del 1 de junio, los templos que son cabeceras parroquiales, estarán abiertos sin misas presenciales, también comentó que, de continuar en semáforo naranja, se comenzarán a realizar los funerales con máximo 20 personas y con las medidas sanitarias correspondientes.
“No todo el mundo que muere en estos tiempos muere de Covid, a mí me parece injusto que sospechemos de todo mundo, hay gente que muere de otras causas”, comentó en conferencia de prensa.
Estrategias sanitarias
Agregó que durante las siguientes dos semanas la Diócesis se dedicará a preparar al personal y los espacios para la reactivación de las misas, en el que se contemplan que el cupo a los templos sea limitado, por lo que se exhorta a los fieles a participar entre semana, y a seguir las celebraciones por los medios de comunicación ordinarios o digitales, si no tuvieron la oportunidad de asistir de manera presencial.
Asimismo, las personas en situación física vulnerable, mayores de 60 años, niños, mujeres embarazadas, diabéticos, hipertensos, y otras enfermedades crónicas, se les invita a no acudir a las celebraciones o reuniones, para cuidar su salud.
El obispo comentó que en las próximas dos semanas se continuarán con la celebración de las misas de manera digital.
De acuerdo a la semaforización de la pandemia, Zacatecas se encuentra en color naranja, de seguir con este color, las autoridades católicas establecieron las medidas en los templos en los que se permite una asistencia grupal, no masiva, a las celebraciones litúrgicas, en esta fase se espera que las misas en espacios abiertos se hagan con un 50% de sus capacidades, en lugares cerrados con un cupo máximo del 30%.
Se deberán implementar las medidas de higiene y prevención: uso de gel antibacterial, cubreboca y distanciamiento de persona a persona.
Por último, el sacerdote comentó que la reapertura y el reinicio de las actividades en las parroquias es un reto que exige espiritualidad, planeación, preparación, recursos humanos y materiales. “Algunas propuestas parecen irrealizables, sin embargo, lo que aquí se propone, no impide el discernimiento responsable, prudente y solidario que tiene como único objetivo cuidar el bien integral de las personas que nos han sido encomendadas” concluyó.