Por Juan Gómez
Director general de Pórtico MX
Desde hace varios años se ha señalado la crisis de los sistemas pensionarios en el país, en donde se han hecho diversas reformas, como la del año pasado, pero en Zacatecas a pesar de los llamados, señalamientos y quebranto del ISSSTEZAC, los últimos gobiernos han dejado de hacer la tarea.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador apostó a un nuevo modelo de pensiones el año pasado, que consiste en pasar, de 6,5% a 15 por ciento las aportaciones al ahorro en un período de ocho años que iniciaría en 2022.
La reforma que fue aprobada la noche del nueve de diciembre del 2020, establece un tope máximo de 0.54% a las comisiones que cobran las afores sobre el saldo del trabajador (en 1997 fue de 14.95%) y reduce las semanas de cotización, que pasarían de 1,250 a 750 y aumenta la pensión mínima garantizada.
La propuesta es extraordinaria pero no oportuna, ya que México atraviesa por una serie de problemas de distinto carácter, en especial dos, la sanitaria y la económica.
La pandemia del Covid 19 registra hasta el momento 67,939 casos activos y 173,771 muertes hasta ayer 13 de febrero, y en contraparte, un ineficiente y politizado plan de vacunación, en el que se pone por delante lo electoral a favor de Morena y muy por atrás a la sociedad mexicana.
Por otro lado en el aspecto económico la situación es muy complicada, debido a que la administración del presidente López Obrador, ha privilegiado los programas sociales y los proyectos de macroinfraestructura personales, sobre la economía nacional que se encuentra deprimida y en franca recesión.
La pérdida de un millón de empleos y el cierre de miles de empresas de diferente tipo, harán muy difícil que los patrones puedan hacer efectivo el aumento al salario mínimo decretado por el presidente y las cuotas patronales que se incrementarán de manera proporcional a partir del próximo año.
En pocas palabras no existe ni confianza ni capacidad empresarial para activar una economía que el gobierno actual, conduce sin incentivar al sector privado y mucho menos, sin establecer una reforma fiscal que reactive la producción y el empleo.
En Zacatecas la situación es aún peor a causa de un sistema pensionario con 34 años de existencia, que ha llegado al quebranto, víctima del saqueo, la ineficiencia y la falta de visión y de compromiso gubernamental con los trabajadores al servicio del estado.
Cuando el ISSSTEZAC tuvo su bonanza durante la administración del ex gobernador Ricardo Monreal y bajo la dirección de Jesús de Alba, se compraron los hoteles Mesón de Jovito a la familia Sesscosse y el hotel Aristos a la extinta cadena hotelera.
Además de hacer fuertes inversiones en remodelación y ampliación de las instalaciones, también se amplió la infraestructura en el balneario Paraíso Caxcan, se edificaron dos boliches y se equiparon, así como farmacias y mueblerías, además de la compra de diversos terrenos.
El ex director Jesús de Alba (inhabilitado por cuatro años para trabajar en el sector público) dirigía y controlaba el equipo de basketbol “Barreteros de Zacatecas”, financiado por el propio instituto, franquicia deportiva que después la vendería al actual gobierno estatal por 2.5 millones de pesos en junio de 2017.
En el Issstezac se han generado todos los vicios y opacidades administrativas, que van desde un incremento exponencial en su nómina que pasó de unos cuantos administrativos en 1986 durante su creación a Mil 57 personas en 2018, hasta una nómina abultada para pagar salarios fuera de lo que disponen los tabuladores, además del pago de pensiones estratosféricas.
De acuerdo a un informe de la Auditoría Superior del Estado (ASE) realizado en 2015, indica que de 1998 a 2014, se desviaron recursos y no se recuperaron préstamos por el orden de 266 millones de pesos que se otorgaron de forma no prevista en la Ley.
El Instituto fue durante muchos años refugio de aviadores y operadores políticos del gobierno en turno, quienes recibían pagos cuantiosos bajo la facha de asesores, pero aunado a lo anterior, no se tomó en cuenta que cuando fue creado en 1986, se le pagaba pensión a 174 trabajadores, pero en el 2019 se le otorgó pensión a 4,245 trabajadores, cuando hace diez años solo recibían su pensión 1,297.
Mientras aumenta el número de trabajadores que reciben una pensión y se extiende la expectativa de vida entre los mexicanos, el instituto pensionario zacatecano está en quiebra técnica, pues sus recursos son insuficientes para sostener el pago de las pensiones y jubilaciones.
El último préstamo que le hizo el gobierno de Alejandro Tello al Instituto fue de 300 millones de pesos para el pago de la nómina, lo que es un reflejo de su insolvencia financiera.
Pero los gobiernos han prestado oídos sordos a los análisis y conclusiones de los auditores, tanto de la ASE como externos, y han priorizado los compromisos políticos contraídos con los gobiernos anteriores, además del temor a la presión de los sindicatos magisteriales y de burócratas.
El próximo gobernador o gobernadora tendrá que tomar decisiones de alto impacto que generarán una fuerte inestabilidad social y política, si es que no se ejecutan con inteligencia y determinación.
El Issstezac ya está quebrado, la venta de sus activos y propiedades solo serán un respiro tenue para sus finanzas, porque en la actualidad arrastra un déficit financiero de 44 mil millones de pesos.
La sordera gubernamental ya no es viable.
Al tiempo.