- Orozco retomó los orígenes precolombinos y las temáticas sociales con un marcado estilo expresionista, logrando transmitir la crudeza de las escenas representadas
- SURA Asset Management México, a través de la Colección SURA se enorgullece de contar y resguardar dos de las obras de este ícono del muralismo: Criminales de Guerra y Prometeo
Ciudad de México, 6 de septiembre del 2021. A 72 años de su fallecimiento, SURA Asset Management México le rinde homenaje al muralista y pintor José Clemente Orozco, uno de los artistas más comprometido con las causas sociales y crítico de su contexto.
Orozco retomó los orígenes precolombinos y las temáticas sociales con un marcado estilo expresionista, logrando transmitir la crudeza de las escenas representadas. Gracias a sus importantes aportaciones a la pintura mexicana y al movimiento muralista, único en Latinoamérica, los restos de Orozco se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México, siendo el primer pintor en recibir este honor.
José Clemente Orozco nació en Zapotlán, hoy Ciudad Guzmán, en el estado de Jalisco, el 23 de noviembre de 1883. A los 2 años se trasladó con su familia a Guadalajara y posteriormente a la Ciudad de México. Uno de sus primeros acercamientos al arte fue gracias a una imprenta cercana a su casa en donde imprimían grabados de José Guadalupe Posada. Ahí tuvo la oportunidad de conocer su obra y esto lo llevó a interesarse por la pintura.
A los 23 años ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos para tomar clases nocturnas de dibujo. Para sustentar su economía y poder dedicarse al arte, colaboró como caricaturista en publicaciones como “El hijo del Ahuizote” y “La Vanguardia”, entre 1911 y 1916. En este periodo realizó una serie de acuarelas ambientadas en los barrios populares de la Ciudad de México, poniendo en evidencia una clara influencia expresionista y una destacada originalidad y capacidad creadora.
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Su primera exposición individual se tituló La Casa de las Lágrimas y se llevó a cabo en la librería Biblos de la Ciudad de México, en 1916. La muestra estaba conformada por alrededor de 100 pinturas, dibujos y acuarelas cuyas temáticas ya denotaban su preferencia por la crítica social. La obra de Orozco, tan falta de compasión en muchos casos y su manera de representar la violencia, le valió el calificativo de “Goya mexicano”, ya que al igual que este destacado pintor y grabador español, Orozco logra reflejar en sus lienzos algo más que la realidad física de las escenas representadas.
En 1922 se unió a David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y otros muralistas, en el sindicato de pintores y escultores en un afán de lograr que la pintura mural fuera patrocinada por el gobierno. Así nació el movimiento muralista en México y en 1926 la Secretaría de Educación Pública le hace el primer encargo, que sería el mural Reconstrucción, en el Palacio de Gobierno de la Ciudad de Orizaba.
Al igual que muchos otros artistas mexicanos de su generación, Orozco viajó a Estados Unidos, en donde permaneció de 1927 hasta 1934. En Nueva York presentó una exhibición sobre escenas de la Revolución y una serie de óleos que representan su concepción deshumanizada de la gran ciudad. Esta exhibición resulta ser muy exitosa y en 1930 recibe un encargo para realizar un mural en el Pomona College de California; realiza un Prometeo, una figura mítica que retomaría más adelante en su obra y que significaría uno de los motivos más importantes en su pintura. Durante ese mismo año, Orozco realizó más murales en la New School of Social Research de Nueva York y posteriormente es invitado a impartir la clase de Técnica del Fresco en el Dartmouth College de New Hampshire.
De regreso en México, entre 1934 y 1940 realizó varios de los murales más importantes de su carrera. El mural Katharsis en el Palacio de Bellas Artes, los 40 grandes frescos del Hospicio Cabañas y en otros edificios públicos de Guadalajara. En 1941 realizó los frescos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en donde las temáticas continúan en la línea de los movimientos sociales obreros.
Entre 1941 y 1944, Orozco se dedicó principalmente a la pintura de caballete y exhibió por última vez en el Palacio de Bellas Artes en 1947.
José Clemente Orozco muere en la Ciudad de México el 7 de septiembre de 1949, dejando inconclusos los primeros trabajos de un mural en el multifamiliar Miguel Alemán.
En 1979, el Instituto Nacional de Bellas Artes realizó una exposición homenaje para conmemorar los 30 años del fallecimiento del artista. Ésta también se lleva a cabo en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Ese mismo año, también se exhibió una muestra antológica de Orozco en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, en España.
SURA Asset Management México, a través de la Colección SURA se enorgullece de tener y resguardar dos de las obras de este gran artista, símbolo del muralismo social: Criminales de Guerra y Prometeo. La obra de José Clemente Orozco y toda la Colección de arte SURA está disponible de manera digital y gratuita para que el público las pueda disfrutar a través del sitio web: https://www.sura.com/arteycultura/.
Datos de la obra
- José Clemente Orozco
Criminales de Guerra
Siglo XX
Óleo sobre tela
59.6 x 95 cm
Descripción
Las temáticas de guerra y escenas cargadas de violencia fueron recurrentes en la obra de Orozco. La crudeza con la que representa estos momentos le valieron una comparación con el artista decimonónico Francisco de Goya, cuyos Desastres de la Guerra encuentran muchas similitudes en obras como la que aquí se describe. Cuerpos sin vida yaciendo en el lienzo y las figuras de lo que parecen ser soldados enfundados en armaduras de metal sosteniendo lanzas. Al otro costado de la composición, aparecen figuras que se mezclan entre ellas sin formas claras aparentes, sosteniendo cuchillos en actitud amenazante. La paleta cromática se limita a utilizar colores fríos y ocres, acentuando el contexto bélico de la pieza.
- José Clemente Orozco
Prometeo
Siglo XX
Carbón y pastel sobre papel
24 x 30 cm
Descripción
Prometeo fue un héroe mítico griego, amigo de los mortales y honrado por robar el fuego a los dioses y darlo a los hombres para que lo utilizaran, para después ser castigado por Zeus. Esta figura mitológica aparece en la obra de Orozco de manera repetida, tal vez como un intento de homenaje a un héroe que se sacrificó por el bien común. Esta pieza de pequeño formato representa a Prometeo encadenado de espaldas al espectador, cabizbajo y delgado, una representación que difiere mucho del Prometeo que pintó en un fresco en el Pomona College de California, una composición de mucho más dramatismo y dinamismo tanto en la figura central como en el segundo plano.
*Fuente biografía
Tibol, Raquel. José Clemente Orozco: una vida para el arte: breve historia documental.
Distrito Federal, FCE – Fondo de Cultura Económica, 2010.