Código político
El desmoronamiento del PRI
Por Juan Gómez
El actual dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno –“Alito”- debería abandonar la presidencia del Comité el 18 de agosto, pero no lo hará, debido a la reforma estatutaria aprobada por su Consejo Político Nacional, que prolonga su mandato y también la crisis en la que tiene sumido a su partido, en donde la desbandada, las derrotas y la división, son la moneda negativa diaria.
El Revolucionario Institucional es una caricatura política en la actualidad, cuyo líder ha logrado lo que nadie pudo: convertir al PRI en un partido regional, luego de haber gobernado al país durante más de 70 años.
A manotazos y traiciones, Alejandro Moreno se apoderó del PRI, con el apoyo de una serie de políticos ambiciosos entre los que figuran sobre todo ex gobernadores, senadores(as) y políticos que han medrado al amparo de las complicidades que proporciona con generosidad el poder.
El pasado cuatro de marzo el tricolor cumplió 94 años y entró en una franca senectud política. con solo dos entidades que gobierna en coalición con PAN y PRD, mientras que en el estado de Hidalgo renunciaron a este partido 15 presidentes municipales, y se desintegró la fracción parlamentaria en el congreso estatal.
Desde la administración de Carlos Salinas de Gortari se pretendió cambiarle las siglas al PRI y renovarlo, o como se dijo en aquella ocasión en voz de su entonces dirigente nacional, Genaro Borrego Estrada, “refundarlo”. Pero los priistas duros se impusieron a los jóvenes neoliberales.
Hoy día, un ex militante que es presidente de la república -Andrés Manuel López Obrador- lo ha borrado prácticamente de la escena nacional, al infringirle derrotas electorales en los principales bastiones que lo tienen al borde de la desaparición.
Alejandro Moreno “Alito” pende de un clavo ardiente que se llama Acción Nacional, pero seguramente los panistas están llegando a su límite del fardo incómodo que arrastran en la poca legitimidad política que les queda.
El PRI se ha convertido en el compañero incómodo y en una suma que resta con su actual dirigencia, caracterizada por las derrotas, la ambición, el despotismo y corrupción.
Los priistas se acomodan en donde les conviene, a pesar de las traiciones. En este sentido es importante recordar los presuntos mensajes de WhatsApp entre el senador Ricardo Monreal y Alejandro Moreno, para pactar el apoyo a la candidatura del actual gobernador de Zacatecas, David Monreal Ávila.
De los mensajes filtrados por la ex gobernadora campechana, Layda Sansores, se deduce que el PRI dejó en el abandono la candidatura de Claudia Edith Anaya Mota en Zacatecas. La senadora publicó el 26 de octubre de 2022 en su cuenta de Twitter lo siguiente: “Yo no perdí, me entregaron”.
Pese a la traición, la senadora fue una de las legisladoras que apoyaron no solo la permanencia de Alejandro Moreno, su verdugo político, sino que formó parte de la estrategia para quitarle la coordinación de la fracción parlamentaria en el senado a Miguel Ángel Osorio Chong.
Algo que también llama la atención es el silencio de la senadora Anaya, ante la crisis en la que se encuentra Zacatecas, por el mal gobierno del morenista, David Monreal Ávila.
Naturalmente que la senadora pretende quedarse con los despojos del PRI en Zacatecas y arrebatarle el control al actual dirigente estatal, Carlos Peña Badillo, un cuadro formado por el ex gobernador Miguel Alonso Reyes, quien decidió jugase todo su resto con Alejandro Moreno, quien le dio la Secretaría de Operación Política del CEN del PRI, en la que no ha dado resultados satisfactorios.
El problema de fondo son las dirigencias que conducen a estos tres partidos de oposición -PAN,PRI,PRD- y su debilidad política, su falta de credibilidad con los mexicanos y mexicanas que buscan un cambio, que tienen la esperanza de modificar el rumbo que le ha dado al país el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Mientras tanto, el Presidente arrecia los ataques en contra de la oposición y en especial, contra Xochitl Gálvez, que emerge fuerte, auténtica y con una identidad más ciudadana y menos partidista.
Ya logró ponernos nerviosos.
Al tiempo.
@juangomezac