Por Juan Gómez
La puesta en marcha de la declaratoria de emergencia en la frontera del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, golpea fuertemente la estabilidad social, política y laboral de los estados fronterizos mexicanos, pero también debilita la imagen de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, a poco más de tres meses de iniciado su sexenio.
El tema tiene distintos ángulos para ser no solo abordado sino estudiado, analizado, pero especialmente, enfrentado por la actual administración, la cual presenta una gran desventaja en la negociación con la nueva administración norteamericana.
“Esta es una importante” dijo en la oficina oval de la Casa Blanca el presidente Trump, al firmar la orden directiva que declara emergencia nacional en la frontera sur.
Ese mismo día también anuló el otorgamiento de ciudadanía automática para los nacidos en Estados Unidos de inmigrantes indocumentados, al tiempo que firmó la orden para suspender el programa estadounidense de reasentamiento de refugiados durante cuatro meses.
En este contexto, el presidente Donald Trump ordenó a los militares “sellar las fronteras” para evitar el ingreso de drogas ilícitas, contrabando de personas y de la delincuencia organizada.
Este primer paquete de órdenes ejecutivas, pone en la antesala de crisis a México, por la dimensión de las medidas que ya están siendo ejecutadas.
¿Cuál es la respuesta de la Presidencia de la República?
Instruir al canciller Juan Ramón de la Fuente para que promueva un acercamiento con el equipo del presidente Trump, pero hasta el momento no hemos visto un resultado positivo y tampoco se ha visto una gestión del embajador de México en Washington, Esteban Moctezuma.
En algunos estados fronterizos se han improvisado campamentos para recibir a los connacionales repatriados.
La presidenta Sheinbaum anunció la puesta en marcha del programa “México te abraza” en coordinación con los estados de la República, mediante el cual se entregará la tarjeta “Bienestar Paisano”, con la cual se otorgarán hasta dos mil pesos de ayuda a migrantes para trasladarse a sus lugares de origen.
El pago es único y se analiza aumentar el monto del apoyo.
Los migrantes serán sujetos también de los programas del Bienestar y tendrán acceso a los servicios de salud, con el apoyo del IMSS e ISSSTE.
¿Es suficiente?
Por supuesto que no.
¿Cuál es la dimensión del problema?
Tan solo del año 2019 a inicios del actual 2025, cruzaron por el país 16 millones de migrantes extranjeros provenientes de 181 países, de acuerdo a información del Instituto Nacional de Migración (INM), de los cuales 10.5 millones lograron cruzar la línea, pero 6.3 millones se quedaron en territorio mexicano.
Cabe mencionar que los mexicanos constituyen el grupo mayor de inmigrantes en los Estados Unidos, con cerca de 23% de los 47.8 millones de residentes nacidos en el extranjero en 2023.
Los mexicanos también representan el mayor grupo de inmigrantes indocumentados, con un 45 por ciento de 11.3 millones de personas sin estatus legal en 2022 en los Estados Unidos, según datos del Instituto de Políticas Migratorias (MPI por sus siglas en inglés), aunque dicho número de mexicanos ha ido disminuyendo en los últimos 15 años.
Los estados de California y Texas albergan a más de la mitad de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, 36 y 22 por ciento, respectivamente. En el periodo de 2018 a 2022, una décima parte residía en Illinois (menos del seis por ciento) o Arizona (menos del cinco por ciento).
Los estados de Florida, Washington, Georgia, Nevada, Carolina del Norte y Nueva York, eran el hogar de un 13% adicional de la población nacida en México.
El regreso de miles de connacionales provocará una crisis humanitaria en el país, pero difícilmente será decretada por el gobierno, para evitar la imagen de una administración rebasada, con lo cual evitará también que llegue ayuda exterior.
La crisis de derechos humanos también estará presente ante la vulnerabilidad de los migrantes y por supuesto, ello elevará el problema de desempleo en el país.
Los mexicanos expulsados de sus lugares de origen no encontraron condiciones laborales, económicas, de seguridad y de garantía de sus derechos. Por eso se fueron. El Estado mexicano no les proveyó de estos factores fundamentales, además de salud, educación, infraestructura, etc.
El otro factor que golpeará fuertemente será, sin duda, el de las remesas y ello, provocará otra crisis en ciudades y comunidades del país.
Al tiempo.
@juangomezac