Por: Juan Carlos Girón Enriquez[1]
Uno de los principios mas importantes para toda democracia participativa, es la transparencia. Porque sin transparencia se vuelve complicado recobrar la confianza en las instituciones.
Cuando se publica una convocatoria que llama a la participación abierta de la ciudadanía, o a la participación al interior de los miembros de un partido, se ponen las reglas para la competencia. Todos los que decidan acudir a esa convocatoria tienen claro las reglas y las instituciones convocantes y pretenden, porque así debería de ser, que el proceso se ciña a esas reglas.
Sorpresa cuando nos percatamos que las convocatorias se hacen como trajes a la medida para que sea una y solo una persona la que gane sin tener competencia o si es que la llega a tener, vemos cómo los órganos encargados de aplicar esa convocatoria se irán encargando paulatinamente de quitar los obstáculos para que esa persona llegue.
No se donde esté el error, si en publicar una convocatoria pretendiendo que solo el indicado participe o en acudir a la convocatoria pensando que se va a desarrollar de manera legítima y legal acorde a las reglas ahí establecidas.
Cualquiera que fuera el caso, la Convocatoria del PRI para la selección de candidatos a diversas diputaciones locales ha sido una desilusión para los que sin ser los indicados, acudimos con la esperanza de que el proceso se desarrollara de manera transparente, legal y democrática.
Ante las reiteradas irregularidades que se han dado durante las diversas etapas de dicha convocatoria hemos hecha manifiesta nuestra inconformidad, ante lo cual solo hemos recibido silencio. No hay respuesta, solo irregularidades.
Desconocemos el sentir del partido a nivel local, porque a pesar de ser parte en el proceso, no tenemos acceso a expedientes, se violenta no sólo el derecho a la transparencia y acceso a la información, también el debido proceso; no se da respuesta oportuna a los oficios que se han presentado, el derecho de audiencia que pretende garantizar la Comisión de Procesos internos es una mera formalidad, una simulación, puesto que ni revisan ni contestan los oficios que se les presentan, cuando esa es su obligación.
La parcialidad en el órgano encargado de llevar a cabo el proceso interno de selección de candidatos, así como del Presidente del Partido, son violaciones a los derechos humanos, no solo de un participante también de todos los afiliados al partido, puesto que las reglas de representación no son equitativas, mucho menos transparentes, negando a los miembros del partido la posibilidad de competir en igualdad de condiciones por un puesto de representación.
La ciudadanía solo se construye con la participación y la transparencia, esperamos que el Partido Revolucionario Institucional recapacite y corrija desde el fondo los errores que se han venido cometiendo a lo largo de este proceso, porque solo así se regresará la confianza a las instituciones.
La democracia y justicia social, lema del Partido, debe regir el actuar de todos y cada uno de los miembros del PRI, representantes, delegados, comisionados, funcionarios del partido, porque se pregona con el ejemplo, no podemos hablar de democracia cuando no se permite participar, o la participación se ve limitada por medios indirectos, no podemos hablar de justicia social cuando los órganos al interior del partido no son garantes de los derechos de todos los simpatizantes y afiliados al partido.
La participación, la representación, la pluralidad de pensamiento no debe de asustarnos, al contrario, debe ser motor que impulse al partido a seleccionar la mejor opción, para el partido y para la sociedad, no para los intereses de unos cuantos.