Sus síntomas son similares a los del resfriado común y en la mayoría de los casos, se presentan aproximadamente una semana después de la exposición a la bacteria, se trata de la tosferina.
Los episodios graves de tos comienzan alrededor de 10 a 12 días más tarde. En los bebés y niños pequeños, la tos a veces termina con un “estertor o silbido”, sonido que se produce cuando la persona trata de tomar aire.
Los episodios de tos pueden llegar al vómito o a una breve pérdida del conocimiento por lo que siempre se debe pensar en la posibilidad de tosferina cuando se presenta vómito con tos. En los bebés, los episodios de asfixia y de pausas largas en la respiración son comunes.
La coordinadora auxiliar de Salud Pública, Patricia Ramírez Tinajero, explicó que es una enfermedad provocada por la bacteria Bordetella pertussis y afecta principalmente a niños pequeños menores de un año de edad. Es muy contagiosa y ocasiona una tos violenta e incontrolable que puede dificultar la respiración.
Por ello especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Zacatecas, recomienda la vacunación de los niños contra la tosferina a los dos, cuatro y seis meses de edad, posteriormente a los 18 meses con la pentavalente, y después un refuerzo a los cuatro años, para que los pequeños estén protegidos contra este padecimiento.
En conmemoración del Día Latinoamericano de lucha contra la Pertussis (tosferina), el 25 de septiembre, Ramírez Tinajero agregó que, generalmente, cuando una mujer embarazada recibe la vacuna, le transfiere inmunidad a su bebé cuando nace, pero ésta permanece sólo durante los primeros dos meses de vida, por eso es muy importante vacunarlo a partir de los dos meses para prevenir este padecimiento.
De no atenderse oportunamente, las complicaciones de la tosferina pueden llegar a convertirse en neumonía, convulsiones, hemorragia nasal, infecciones del oído, daño cerebral por falta de oxígeno, detención de la respiración o respiración lenta, y hasta la defunción del paciente.
El tratamiento es con antibióticos prescritos por un médico al paciente y a su familia y una vez que se ha diagnosticado, es necesario tener cuidados en el hogar como lavado frecuente de manos, desinfectar las superficies con cloro diluido en agua, limpieza y ventilación de espacios para evitar la persistencia de la bacteria, así como el apego estricto al tratamiento indicado por el médico.