El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, elevó el martes la presión política sobre los republicanos, al decir que estaría dispuesto a negociar asuntos de presupuesto sólo si acceden a reabrir el Gobierno federal y elevar el límite de endeudamiento del país sin condiciones.
Durante una conferencia de prensa, un inflexible Obama dijo que no sostendría negociaciones sobre formas de terminar con la disputa fiscal bajo amenazas por parte de los grupos “más extremos del Partido Republicano” y sostuvo que no pensaba que la crisis provocaría un daño internacional prolongado.
“Si republicanos razonables quieren hablar de estos asuntos de nuevo, estoy listo para acudir al Capitolio e intentarlo”, declaró el mandatario a periodistas.
“Pero no voy a hacerlo hasta que las partes más extremas del Partido Republicano dejen de obligar a (el líder de la Cámara baja) John Boehner a que emita amenazas sobre nuestra economía. No podemos dejar que una extorsión rutinaria sea parte de nuestra democracia”, expresó.
Los comentarios de Obama se produjeron después de un llamado telefónico a Boehner, quien había adoptado un tono levemente más conciliador en declaraciones a periodistas tras reunirse con republicanos de la Cámara de Representantes.
“Aquí no hay límites. No hay nada sobre la mesa, no hay nada fuera de la mesa”, afirmó Boehner tras hablar con los republicanos, sin mencionar sus recientes exigencias de retrasar partes de una ley de salud de Obama a cambio de aprobar fondos para poner fin a la paralización del Gobierno.
Pero al hablar con periodistas tras la conferencia de prensa de Obama, Boehner dijo que estaba “decepcionado” por el enfoque del presidente.
“Lo que el presidente dijo hoy fue que ‘si hay una rendición incondicional de los republicanos, se va a sentar a hablar con nosotros’. Esa no es la manera en que funciona el Gobierno”, remarcó Boehner.
Este público tire y afloje de Obama y Boehner fue el intercambio más directo entre ambos líderes desde la reunión que tuvieron en la Casa Blanca la semana pasada, pero ninguna de las partes ha planteado un modo de resolver el estancamiento fiscal.
El martes, los republicanos de la Cámara propusieron la creación de un comité bipartidista para trabajar sobre la cuestión, una medida que fue rechazada por los demócratas.
Por su parte, los demócratas del Senado también presentaron un proyecto para elevar el límite de endeudamiento sin condiciones a lo largo del 2014, pero no incluyeron ninguna de las reducciones del déficit exigidas por los republicanos.
Los republicanos de la Cámara baja salieron de la reunión matutina diciendo que insistirían en realizar negociaciones sobre reducción de déficit con Obama como condición para elevar el límite de endeudamiento federal, pero algunos señalaron que podrían aprobar una ley de corto plazo para evitar un default a cambio de conversaciones inmediatas.
“Si tenemos una negociación y un calendario establecido, posiblemente podremos encontrar una forma para subir el techo de deuda mientras el diálogo sigue su curso. Pero nadie va a elevar el límite de deuda antes de una negociación”, dijo el representante republicano Tom Cole.
MERCADOS NERVIOSOS
El amargo punto muerto sobre el presupuesto ha causado el cierre del Gobierno federal por falta de fondos en los últimos ocho días y amenaza con bloquear un incremento en la autoridad de endeudamiento del Gobierno, que actualmente se sitúa en 16,7 billones de dólares, antes del plazo del 17 de octubre.
La posibilidad de que el Gobierno pueda caer en cesación de pagos aumentó los temores de un posible caos económico global.
Acreedores extranjeros y el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtieron sobre las consecuencias potenciales.
“Creo que lo que puede decirse es que si hay un problema para elevar el techo de la deuda, bien podría ser que lo que ahora es una recuperación se convierta en recesión o incluso peor”, comentó el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard.
Los inversores son escépticos respecto a que las partes estén listas para resolver la disputa y están mostrando cada vez más ansiedad a medida que se aproxima el plazo final para aumentar el techo de la deuda.
El índice de volatilidad de la Bolsa de Chicago, uno de los indicadores de nerviosismo de los inversores más vigilado por los mercados de acciones, subió el martes a su mayor nivel desde fines de junio.
Las acciones estadounidenses cerraron con importantes pérdidas el martes y el índice Standard & Poor’s 500 cayó un 1,23 por ciento.
En el mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos, una venta de 30.000 millones de dólares de letras a un mes con vencimiento al 7 de noviembre registró su demanda más débil en más de cuatro años.
“Hasta que haya algún progreso, las cosas van a seguir empeorando”, dijo Eric Green, jefe de investigación y estrategia de tasas, divisas y materias primas en TD Securities.